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El sector energético de los países escandinavos

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El sector energético de los países escandinavos (Noruega, Suecia, Finlandia y Dinamarca) está construido sobre un sistema de integración económica, denominado Nord Pool, mediante el que los países nórdicos buscan el equilibrio entre la eficiencia económica y la distribución equitativa de sus recursos, utilizando para este fin la liberalización del mercado de la energía. A través de este proceso, llevado a cabo entre 1991 y 2001, se buscó, por un lado, que en aquellos países en los que las infraestructuras fuesen dependientes de los medios naturales, se redujese esta dependencia, de tal forma que fuese posible establecer un equilibrio en las previsiones de producción energética; y por otro lado, se buscó que las diferencias de precios al consumidor que se pagaban en las diferentes regiones, se redujeran también.

Teoría de la integración económica[editar]

Ya en 1776, Adam Smith (1723 - 1790) en La Riqueza de las Naciones justificaba el comercio entre las naciones con la siguiente afirmación: “Que sean naturales o adquiridas las ventajas que un país tenga sobre otro, no tiene importancia al respecto. Pero desde el momento en que una nación posee tales ventajas y otra carece de ellas, siempre será más ventajoso para ésta comprar en aquélla, que producir por su cuenta”. De esta forma, podemos percibir de las ideas de Adam Smith que el interés fundamental del comercio internacional se encuentra en el interés de reducir costes de producción a través de la compra a otras naciones. A la teoría de Adam Smith, se podría añadir la puntualización que posteriormente desarrolló David Ricardo (1772 - 1823) mediante su teoría de la ventaja comparativa, que indicaba que para un país con una mayor productividad que otro, suponía una ventaja importar de un país competidor ciertas mercancías para evitar los costes de producción, que serían mayores en el propio país con alta productividad. Por lo tanto, esto nos reseñaría que por una cuestión de costes de producción, sería más eficiente económicamente comprar algunas mercancías que fabricarlas. Posteriormente, John Stuart Mill (1806 – 1873) pondría el foco más allá de los costes de producción para ubicarlo en las demandas de las naciones que se asocian para comerciar sobre ciertas materias. Esto lo desarrollaría en su obra Principios de Economía Política con la siguiente afirmación: “Por consiguiente, puede considerarse establecido que cuando dos países comercian entre sí en dos mercancías, el valor de cambio de las mismas en relación una con la otra, se ajustará por sí mismo a las inclinaciones y circunstancias de los consumidores de uno y otro lado, en tal forma que las cantidades que precisa cada país, de los artículos que importa de su vecino, basten exactamente para pagarse la una a la otra”. Esto quiere decir que no solo atenderían los países a los costes de producción, sino también a la disponibilidad, de tal forma que se pueda comerciar con el simple intercambio de productos. Tras estas teorías, el teorema Heckscher-Ohlin, desarrolla que un país exportará los bienes de los que disponga en una mayor abundancia, e importará aquellos bienes de los que tenga escasez. Actualmente, el economista Michael Porter define, a través de su teoría de la ventaja competitiva, que la misma se puede conseguir a través de dos circunstancias, siendo la primera el liderazgo en costes, lo que conlleva una manera de ejercer el liderazgo en torno al ofrecimiento de precios más asequibles; y siendo la segunda la distinción en calidad y servicio post- venta. Con lo cual, podemos distinguir dos maneras de liderar el mercado, desde el ofrecimiento de precios baratos, o desde el ofrecimiento de productos o materias de más calidad.[1]

Tipos de integración económica[editar]

La integración económica es la apertura de un mercado local a otros mercados ajenos, siendo la apertura del mercado nacional al mercado internacional como ejemplo más significativo, con el fin de intercambiar bienes y servicios. Según el economista húngaro Bela A. Balassa existen varios tipos de integración económica, que se distinguen entre sí por su nivel de integración:

  • Zona de libre comercio: Se suprimen las barreras comerciales entre los países que acuerdan la integración, pero se mantienen las mismas para los países que no forman parte del acuerdo de integración.
  • Unión aduanera: A la supresión de barreras comerciales se une la unificación de la política comercial exterior de los países que forman parte del acuerdo con los países que no forman parte del mismo.
  • Mercado común: Se eliminan las barreras comerciales y se otorga libertad de movimiento en el mercado a los países que forman parte del acuerdo de integración.
  • Unión económica: Se produce una armonización de las políticas económicas de los países que firman el acuerdo de integración económica.
  • Integración económica total: Fusión económica de los países que forman parte del acuerdo, que conlleva la unificación fiscal y monetaria, y se desarrolla un organismo supranacional que ejerce de autoridad sobre los países que forman parte del acuerdo de integración.[1]

Historia[editar]

Contexto previo[editar]

El contexto previo a la integración económica de los mercados energéticos en los países nórdicos se encontraba marcado por las fuentes de energía de las que se obtenía la electricidad, el nivel de intervención de los Estados en el mercado energético y la demanda de energía de la sociedad. En primer lugar, es necesario contextualizar los mecanismos de obtención de electricidad de los distintos países según sus fuentes de energía, para así comprender una de las razones que impulsaron a desarrollar la integración económica del mercado energético de los países nórdicos. En Noruega, casi la totalidad de la electricidad se produce a través de la energía hidráulica, puesto que el cauce de sus ríos es la principal fuente de energía, lo que provoca que las condiciones de la producción eléctrica sean dependientes de las condiciones climatológicas, y que en caso de sequía pueda producirse un déficit de la producción, y que en caso de caudales excesivos pueda producirse un exceso de energía. Por su parte, Suecia y Finlandia no solo utilizan la energía hidráulica, sino que también utilizan la energía nuclear, encontrándose la producción de electricidad a través de energía nuclear entre el 35% y 50% de la energía que producen estos países. De esta forma, Suecia y Finlandia no dependen totalmente de las condiciones climatológicas. Dinamarca sin embargo, si que ha centrado sus esfuerzos como Noruega en una sola fuente de energía, la energía térmica, aunque en los últimos años han desarrollado notablemente, dentro del marco del desarrollo sostenible y las energías renovables, la energía eólica, que presenta el mismo inconveniente que la energía hidráulica en Noruega. En segundo lugar, es conveniente citar que la electricidad era considerada en los países nórdicos como bien público, y en consecuencia, para asegurar su distribución de manera equitativa dentro del marco del Modelo Nórdico, los gobiernos tenían el monopolio de todas las actividades del proceso de producción de energía (generación, transmisión, distribución y comercialización). En tercer lugar, la demanda de energía eléctrica en los países nórdicos es especialmente elevada para el funcionamiento de la industria (especialmente en Noruega, Suecia y Finlandia), y al mismo tiempo se produce una variante importante según las variaciones climatológicas, pues en invierno se intensifica el uso de electricidad para el funcionamiento de las calefacciones eléctricas, y por ello aumenta la demanda notablemente, mientras que se experimenta el proceso inverso en verano.[2]

Noruega[editar]

En Noruega, entre 1887 y 1894, había una política regulatoria de la producción de energía, con el fin de asegurar que la electricidad tuviera unos precios asequibles para la población, al mismo tiempo que la industria generaba su propia energía. Desde entonces las plantas de generación eléctrica eran propiedad de los municipios, y la explotación privada que normalmente desarrollaban empresas extranjeras estaba muy regulada. En 1971 se empiezan a plantear intentos de integración del mercado, de momento a nivel nacional, llegándose a formar un pool o asociación denominada Samkjoringen, que sirvió para conectar las cinco regiones en las que Noruega estaba dividida.[1] Posteriormente, en 1991, da comienzo la reforma del sector eléctrico a través de una ley que liberalizó el mercado para tratar de que la competencia empresarial en el mercado eliminase las diferencias de precios que existían entre las regiones. De esta forma, el Estado abriría las puertas del mercado eléctrico a empresas privadas pero mantendría la producción y el transporte de la misma, mediante la empresa pública Statkraft, que en 1992 se dividiría en Statkraft SF (a cargo de la producción) y Statnett SF (a cargo del transporte). En 1993, se fusionaron Statnett y la Bolsa de Energía de Noruega, formando el primer mercado de electricidad denominado “Statnett Market AS”.[2]

Suecia[editar]

En Suecia, en 1902, el sistema eléctrico se encontraba regulado. No obstante, a mediados del siglo XX, la empresa pública Vattenfal asumió el control de la producción y el transporte de la electricidad.[1] Ya en 1996, Suecia se incorporaría al mercado libre de electricidad de Noruega, el Statnett Market AS, que desde la incorporación de Suecia pasaría a llamarse “Nord Pool”. De esta manera, las barreras comerciales entre Noruega y Suecia se eliminaron, de tal forma que el mercado eléctrico se liberalizó, aunque la distribución quedó aún regulada. Aun así, se mantenían los impuestos sobre el consumo eléctrico y sobre el CO2 con fines recaudatorios y de fomento del uso de energías renovables.[2]

Finlandia[editar]

En Finlandia se daba la particularidad de que en torno al 40% de la electricidad que se producía en el país, la producían las empresas industriales para su propio uso, lo que generaba que la regulación sobre los precios hasta 1995 fuese muy liviana. Ya en 1995, se aprobó en Finlandia una reforma del sector eléctrico que permitía la liberalización del mismo para separar las actividades de producción, transporte y comercialización, con el fin de lograr precios que pudieran competir con los precios de Noruega o Suecia. Así es como en 1998, Finlandia se incorporaría al Nord Pool.[2]

Dinamarca[editar]

En Dinamarca, hasta 1999, el sector eléctrico se encontraba absolutamente centralizado. En 1999 comienza un proceso de liberalización del sistema, que llevaría a Dinamarca a integrarse también en el Nord Pool. El proceso de integración culminaría en el año 2000, y posteriormente, en el año 2005, se empezarían a llevar a cabo las políticas medioambientales que fomentaban el uso de energías renovables, como la eólica, y que gravarían con impuestos bastante elevados el consumo de electricidad.[2]

Actualidad[editar]

El proceso de integración del mercado energético de los países nórdicos ha conseguido hasta la actualidad conseguir una mayor fiabilidad de suministro de electricidad entre los países que integran este acuerdo de integración económica, y subsanar así los posibles déficits o excesos de producción causados por los cambios en las condiciones climatológicas, reduciendo la dependencia de las mismas para la producción de energía eléctrica, y al mismo tiempo, con la liberalización del mercado, han conseguido que la competencia empresarial establezca unos precios más reducidos para los consumidores.

Actualmente Estonia, Letonia y Lituania también forman parte del Nord Pool.[2]

Ante la crisis energética de 2022, Noruega planteó restringir las exportaciones de energía eléctrica hacia los países con los que establece habitualmente esta relación comercial, como pueden ser Países Bajos o Alemania, con el fin de prevenir la escasez de suministros en Noruega, y así en los propios países pertenecientes al Nord Pool.[3]

Referencias[editar]

  1. 1,0 1,1 1,2 1,3 Jairo García, J. y Mario Palacios, C. (2006): “La integración energética de los países nórdicos – Nord Pool -: lecciones para otros mercados”, Lecturas de Economía, 64, pp. 117 – 142.
  2. 2,0 2,1 2,2 2,3 2,4 2,5 Lazcano Moldes, A. (2014): Análisis del mercado eléctrico en Escandinavia. Nord Pool, Universidad del País Vasco, País Vasco
  3. Gelis Pons, O. (2022): “Los recursos energéticos de Noruega ya no se pueden exprimir más para salvar a la UE”, El Confidencial, 23 de agosto. Disponible en: https://www.elconfidencial.com/mundo/2022-08-23/recursos-energeticos-noruega-exprimir-salvar-union-europea_3479112/ [Consulta: 26/10/2022]

Enlaces externos[editar]


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