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Ciro Farrera Castillo

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Ciro Farrera Castillo (Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, 1856 - Ibíd., 1911) fue un empresario mexicano. Cuando nació, Chiapas, como el resto del país, era teatro de enfrentamientos entre liberales y conservadores. Como consecuencia de las Leyes de Reforma, los Dominicos fueron expulsados de sus conventos y en la entonces lejana Comitán se inició el culto a San Caralampio.

En 1856, año de su nacimiento, el gobernador del estado Ángel Albino Corzo terminó con la insurrección de Juan Ortega, antiguo aduanero de Zapaluta, quien desde el año anterior inició su movimiento en la zona de las lagunas de Montebello, con ayuda del gobierno de Guatemala y de los separatistas encabezados por José María Chacón de la región del Soconusco, pero en mayo de 1863, ya durante la ocupación francesa que derivó en el imperio de Maximiliano, Ortega tomó la ciudad de San Cristóbal de las Casas a pesar de que fue defendida por los hermanos Matías y Francisco Castellanos y Cleofás Domínguez, padre de Belisario Domínguez y hermano de José Pantaleón, futuro gobernador, quienes recuperaron San Cristóbal a finales de año.[1]

En 1864 José Pantaleón Domínguez fue nombrado gobernador y, en esa calidad, enfrentó la rebelión tzotzil de 1869-1870, conocida como Guerra de Castas que noveló la escritora Rosario Castellanos en Oficio de tinieblas.[1]

Ante la inestabilidad de la región, profundamente afectada por la expropiación de las tierras a las comunidades indígenas, Ciro Farrera Castillo fue enviado por su padre, Vicente Farrera, a estudiar Teneduría de Libros en la ciudad de México y más tarde en San Francisco, California. De regreso a su urbe natal, contrajo matrimonio el 29 de julio de 1882, con María Guadalupe Hermelinda Castañón, hija del también chiapaneco y liberal republicano Fernando Castañón Coello.

Empresario y político[editar]

En la historia de Chiapas, 1882 fue muy significativo: se firmaron los tratados limítrofes entre México y Guatemala, lo que disminuyó el problema del contrabando. En 1890, Farrera Castillo estableció su propio negocio, dedicado a las importaciones y las exportaciones. Sin embargo, el estado enfrentaba aún problemas de inestabilidad. En 1892, el gobernador Emilio Rabasa trasladó la capital de San Cristóbal de las Casas a Tuxtla Gutiérrez, lo que inició un largo conflicto entre las élites de ambas ciudades. Farrera Castillo perteneció a la de Tuxtla Gutiérrez.

Valiéndose de su influencia a intervenido arbitraria y abusivamente en la política y administración de la comunidad Chiapaneca logrando una gran riqueza a costa del sudor de los chiapanecos hasta nuestros días.


En 1908 el gobierno inauguró el puente Porfirio Díaz sobre el Río Grijalva también llamado río Grande de Chiapas o río Mezcalapa, considerado entonces una maravilla de ingeniería, pues era un puente colgante de 86 metros de largo por 7 de ancho.[2]

El puente cambió la vida de la región porque permitió unir al estado. Ubicado a la entrada del cañón del Sumidero, terminó con la incomunicación que existía entre Tuxtla Gutiérrez y las cercanas Chiapa de Corzo y San Cristóbal de Las Casas. Dos años después, el puente sirvió también para la circulación de automóviles: en 1910 Farrera Castillo recibió el primer auto que llegó a la región, un White de 22 caballos de fuerza con “capote arremangado, dos grandes focos delanteros y cuatro ruedas neumáticas de hule.”.[3]

Amén del comercio, la tienda de Farrera Castillo era la sede de reuniones de amigos. En 1898, cuando Chiapas era gobernada por el oaxaqueño Francisco León, a quien apodaban “Pancho Caite” -probablemente porque sus gobernados sentían como abuso económico las medidas que tomaba- el gobernador promulgó un Reglamento de Panteones que causó indignación y revivió los ánimos de la Reforma, que le quitó el control de los cementerios a la Iglesia. En una reunión Farrara Castillo hizo unos versos sobre el tema, que molestaron al gobernador, quien mandó aprenderlo, lo acusó de intento de magnicidio y lo mantuvo incomunicado entre cal viva, el anfitrión improvisó:

Ha venido del Congreso un impuesto mexicano:

Para enterrar al cristiano, se han de pagar cinco pesos.

¿Y quien impuso todo esto? Ha sido don Pancho León;

Ha quitado los panteones que estaban en general,

Haciendo al muerto pagar. ¡Qué injusta razón!

Cinco pesos cuerpo entero, veinte reales una criatura.

Por solo la sepultura se ha de dar ese dinero

Pues así ya lo impusieron con un rigor muy tronante:

¡Que todos estén constantes a pagar los cinco pesos!

¡Qué ingratitud del Congreso para con sus habitantes!

Hombre de mucho talento ha sido don Pancho León

¡Pero no tuvo corazón, por haberle cobrado al muerto!

Para poderlo enterrar se han de pagar cinco pesos.

¡Qué ingratitud del Congreso! ¿Por qué ha dado a esto, lugar?

En el Estado de las Chiapas donde reina Pancho León,

Él dijo que en el panteón, del pagar nadie se escapa.

Si van hasta Cintalapa no les costará la tierra;

Pero más triste es, en sierra, caminar con un difunto.

Por eso digo hasta el punto: ¡Que desgracia en nuestra tierra!

Ni el muerto fue perdonado en pagar capitación,

Pues ¡cinco pesos le han quitado! Por última ocasión.

Un amparo federal lo libró de la prisión. En 1899 León fue cesado por el presidente Díaz.[4]

Inversionista[editar]

Con el fin de reunir los recursos suficientes para financiar la construcción del Ferrocarril Panamericano, en 1902 un grupo de inversionistas estadounidenses y chiapanecos fundó el Banco de Emisión de Chiapas. Ciro Farrera Castillo era de los principales accionistas y miembro del consejo de administración. A los cinco meses de operar, los extranjeros se retiraron, pues la institución no obtuvo las ganancias esperadas ni el financiamiento para la vía férrea. Farrera Castillo estuvo entre los accionistas que se quedaron en la institución.

Los conflictos en Chiapas continuaron. El Banco se vio involucrado en el que enfrentó a la banca local de distintos lados del país, que quería conservar su preponderancia local, contra el Banco Nacional de México que buscaba consolidarse como banco emisor para todo México. En 1909 el banco chiapaneco se fusionó con el Banco Oriental de México, con sede en Puebla.[5]

Fallecimiento[editar]

En 1911, murió Ciro Farrera Castillo. Como en la época de su nacimiento, el estado era teatro de luchas civiles: los chamulas iniciaron la Guerra del Pajarito llamada así por su iniciador, Jacinto Pérez Pajarito, el último líder del grupo indígena, cuya rebelión se mezcló con la lucha entre las dos ciudades y con la Revolución mexicana.

Referencias[editar]

  1. 1,0 1,1 Comitán de Domínguez,
  2. Antiguo Puente Porfirio Díaz.
  3. Rivera, A. El primer automóvil en Tuxtla Gutiérrez.
  4. Carámbura, F. Ciro Farrera.
  5. Molina Pérez, Valente. "El Banco de Chiapas..."

Bibliografía[editar]

  • Enríquez, Victoria. Entrevista realizada el 16 de marzo de 2014 en la ciudad de México. Ciro Farrera. Entrevistador: Fabiola Farrera
  • Molina Pérez, Valente. "El Banco de Chiapas: pionero en Tuxtla (1902-1915)". Editorial Edysis. 2011.


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