Matanzas comunistas
Matanzas comunistas tuvieron lugar durante el siglo XX bajo regímenes comunistas por diversos medios, incluyendo ejecuciones, hambrunas, muertes por trabajos forzados, deportaciones y encarcelamientos. Algunos de estos sucesos han sido clasificados como genocidios o crímenes contra la humanidad. Otros términos se han utilizado para describir estos acontecimientos, tales como clasicidio, democidio, holocausto rojo y politicidio. Los asesinatos masivos han sido objeto de estudio por parte de autores y académicos, y varios han postulado las posibles causas y los factores asociados a la ocurrencia de estos asesinatos. Algunos autores han contabilizado un número total de muertos, consistente en todas las muertes excesivas que se produjeron acumulativamente bajo los Estados comunistas, aunque algunos estimados de la cifra de muertes han sido criticados. Los estados y acontecimientos más comunes que se incluyen son la Unión Soviética, el Holodomor y la Gran Purga; la República Popular China y la Gran hambruna China y la Revolución Cultural; y la Kampuchea Democrática (actual Camboya) y el genocidio camboyano. Otros Estados y acontecimmientos también han sido incluidos a veces.
El concepto de relacionar asesinatos dispares con el estatus de los Estados comunistas que los cometieron y el concepto de intentar atribuir causas y factores comunes ha recibido tanto apoyo como críticas de la comunidad académica. Algunos académicos lo ven como una denuncia al comunismo como ideología, mientras que otros lo consideran demasiado simplista o arraigado en el anticomunismo. Otros académicos, en cambio, atribuyen la causa de los asesinatos a los sistemas políticos de los Estados comunistas o a sus líderes. También se ha debatido si las hambrunas ocurridas en los Estados comunistas pueden considerarse asesinatos en masa. Los asesinatos masivos de los Estados comunistas se han comparado con los de otros tipos de Estados.
Terminología y uso[editar]
Varios términos son utilizados para describir al asesinato intencional de un gran número de no combatientes.[1][2][3][4][5][6] Según el historiador Anton Weiss-Wendt, el campo de los estudios comparativos sobre el genocidio tiene muy "poco consenso sobre los principios definitorios como la definición de genocidio, la tipología, la aplicación de un método comparativo y el marco temporal."[7] Según el profesor de economía Attiat Ott, "asesinato masivo" ha surgido como un término "más directo".[8]
La siguiente terminología ha sido utilizada por autores individuales para describir los asesinatos masivos de civiles desarmados por parte de los gobiernos comunistas, individualmente o en conjunto:
- Clasicidio – el sociólogo Michael Mann ha propuesto "clasicidio" para referirse al "asesinato masivo intencional de clases sociales enteras".[9][10] El clasicidio es considerado un "asesinato masivo premeditado" más específico que el genocidio, ya que se dirige a una parte de la población definida por su estatus social, pero más amplio que el politicidio, ya que se dirige al grupo sin tener en cuenta su actividad política.[11]
- Crimen de lesa humanidad – El historiador Klas-Göran Karlsson utiliza el término de "crímenes contra la humanidad", que incluye "los asesinatos masivos directos de elementos políticamente indeseables, así como las deportaciones y los trabajos forzados". Karlsson reconoce que el término puede ser engañoso en el sentido de que los regímenes tomaron como objetivo a grupos de sus propios ciudadanos, pero lo considera útil como un término jurídico amplio que hace énfasis en los ataques a las poblaciones civiles y porque las ofensas degradan a la humanidad en su conjunto.[12] Los historiadores Jacques Sémelin y Mann consideran que "crimen de lesa humanidad" es más apropiado que "genocidio" o "politicidio" cuando se habla de la violencia de los regímenes comunistas.[13][5]
- Democidio – El politólogo Rudolph Rummel definió al "democidio" como "el asesinato intencional de una persona desarmada o sin armas por parte de agentes gubernamentales que actúan en su capacidad de autoridad y de acuerdo con la política gubernamental o el alto mando".[14] Su definición abarca un amplio espectro de muertes, entre las que se encuentran los trabajos forzados y las víctimas de los campos de concentración, los asesinatos cometidos por grupos privados "no oficiales", las ejecuciones extrajudiciales sumarias y las muertes masivas debidas a actos gubernamentales de omisión y negligencia criminal, como en las hambrunas deliberadas, así como los asesinatos cometidos por gobiernos de facto, tales como los caudillos o los rebeldes en una guerra civil.[15] Esta definición abarca cualquier asesinato de cualquier número de personas por parte de cualquier gobierno, y se ha aplicado a los asesinatos perpetrados por los regímenes comunistas.[16][17]
- Genocidio – Según la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio, el delito de genocidio se aplica generalmente al asesinato en masa de grupos étnicos y no políticos o sociales. La cláusula que concedía protección a los grupos políticos se eliminó de la resolución de las Naciones Unidas (ONU) tras una segunda votación porque muchos Estados, incluida la Unión Soviética bajo Iósif Stalin,[18][19] temían que pudiera utilizarse para imponer limitaciones innecesarias a la represión de desórdenes internos.[20][21] Los estudios académicos sobre el genocidio suelen reconocer la omisión de la ONU de los grupos económicos y políticos y utilizan los conjuntos de datos de asesinatos políticos masivos de "democidio" y "genocidio", y "politicidio" o "geno-politicidio".[22] Las matanzas cometidas por los Jemeres Rojos en Camboya han sido calificadas como un "genocidio" o "autogenocidio", y las muertes ocurridas bajo el leninismo y el estalinismo en la Unión Soviética, así como las ocurridas bajo el maoísmo en China, han sido investigadas polémicamente como posibles casos. En particular, la hambruna soviética de 1932-1933 y la Gran Hambruna China, que tuvo lugar durante el Gran Salto Adelante, han sido ambas "descritas como casos de matanzas masivas respaldadas por una intención genocida".[23]
- Holocausto rojo - el término, acuñado por el Institut für Zeitgeschichte de Múnich,[24][25] ha sido utilizado por el profesor de sistemas económicos comparados Steven Rosefielde para referirse a los "asesinatos estatales en tiempos de paz" comunistas, al tiempo que afirma que "podría definirse para incluir todos los asesinatos (ejecuciones de terror sancionadas judicialmente), los homicidios criminales (trabajos forzados letales y limpieza étnica), y los homicidios por negligencia grave (hambruna) cometidos en acciones insurreccionales y guerras civiles antes de la toma de posesión del Estado, y todos los asesinatos estatales graves posteriores.[26] La historiadora Alexandra Laignel-Lavastine escribe que el uso de este término "permite que la realidad que describe alcance inmediatamente, en la mente occidental, un estatus igual al del exterminio de los judíos por el régimen nazi".[27][28]
- Asesinato masivo - el profesor de psicología Ervin Staub definió el asesinato masivo como "el asesinato de miembros de un grupo sin la intención de eliminar a todo el grupo o el asesinato de un gran número de personas sin una definición precisa de la pertenencia al grupo. En un asesinato masivo el número de personas asesinadas suele ser menor que en un genocidio".[29][30] Haciendo referencia a definiciones anteriores,[31] los profesores de economía Joan Esteban, Massimo Morelli y Dominic Rohner han definido los asesinatos en masa como "los asesinatos de un número considerable de seres humanos, cuando no se producen en el curso de una acción militar contra las fuerzas militares de un enemigo declarado, en condiciones de indefensión y desamparo esenciales de las víctimas".[32] El término ha sido definido por el politólogo Benjamin Valentino como "el asesinato intencionado de un número masivo de no combatientes", donde un "número masivo" se define como al menos 50.000 muertes intencionadas en el curso de cinco años o menos.[33]Este es el umbral mínimo cuantitativo más aceptado para el término.[32] Aplicó esta definición a los casos de la Unión Soviética de Stalin, la China de Mao Zedong y la Camboya de los Jemeres Rojos, aunque admitió que los regímenes de Corea del Norte, Vietnam, Europa del Este y varias naciones de África también llevaron a cabo "asesinatos masivos a menor escala".[34]Junto a Valentino, el politólogo Jay Ulfelder ha utilizado un umbral de 1.000 muertes.[35] El profesor de estudios sobre paz y conflictos Alex J. Bellamy afirmó que 14 de los 38 casos de "asesinatos masivos desde 1945 perpetrados por Estados no democráticos fuera del contexto de la guerra" fueron cometidos por gobiernos comunistas.[36] El profesor de ciencias políticas Atsushi Tago y el profesor de relaciones internacionales Frank W. Wayman utilizaron los asesinatos en masa de Valentino y llegaron a la conclusión de que, incluso con un umbral más bajo (10.000 muertos al año, 1.000 muertos al año o incluso 1 muerto al año), "los regímenes autocráticos, especialmente los comunistas, son propensos a los asesinatos en masa de forma genérica, pero no tienen una inclinación tan fuerte (es decir, no tienen una inclinación estadísticamente significativa) hacia el geno-politicidio".[37] Según el profesor de economía Attiat F. Ott y el profesor asociado de economía Sang Hoo Bae, existe un consenso generalizado de que el asesinato en masa constituye el acto de matar intencionadamente a un número de no combatientes, pero ese número puede oscilar entre cuatro y más de 50.000 personas.[38] El sociólogo Yang Su utilizó la definición de matanza colectiva de Valentino, pero admite como "número significativo" más de 10 muertos en un día en una ciudad.[39] Utilizó "asesinato colectivo" para el análisis los asesinatos masivos en áreas más pequeñas que un país entero que pudieran no cumplir el umbral de Valentino.[40]
- Politicidio – La académica sobre el genocidio Barbara Harff define "genocidio" y "politicidio", a veces abreviados como "geno-politicidio", para incluir el asesinato de grupos políticos, económicos, étnicos y culturales, algunos de los cuales no estarían cubiertos por la Convención sobre el Genocidio.[41][42][43] El politólogo Manus I. Midlarsky utiliza "politicidio" para describir un arco de asesinatos a gran escala desde el Occidente de la Unión Soviética hasta China.[44] En su libro The Killing Trap: Genocide in the Twentieth Century (La trampa de la muerte: el genocidio en el siglo XX), Midlarsky plantea las similitudes entre las matanzas de Stalin y Pol Pot.[45]
Estimados[editar]
El politólogo Rudolph Rummel y el historiador Mark Bradley han escrito que, aunque las cifras exactas sobre el número de víctimas de los regímenes comunistas han estado en disputa, el orden de magnitud no lo están.[17][46]La profesora Barbara Harff afirma que Rummel y otros académicos del genocidio se centran principalmente en establecer patrones y poner a prueba diversas explicaciones teóricas de los genocidios y los asesinatos masivos. Trabajan con grandes conjuntos de datos que describen sucesos de mortalidad masiva a nivel mundial, y tienen que basarse en datos selectivos proporcionados por expertos de los países; los investigadores no pueden esperar una precisión absoluta, y no se requiere como resultado de su trabajo.[47]Según el profesor de historia Klas-Göran Karlsson, el debate ha sido "extremadamente extenso y sesgado ideológicamente".[48]
Cualquier intento de estimar un número total de asesinatos bajo regímenes comunistas depende en gran medida de las definiciones, y la idea de agrupar diferentes países como Afganistán y Hungría no tiene una explicación adecuada.[49]Durante la Guerra Fría, algunos autores, como Todd Culberston, disidentes, como Aleksandr Solzhenitsyn, y anticomunistas en general han intentado realizar estimados tanto específicas de cada país como globales. Académicos del comunismo se han centrado principalmente en países específicos, mientras que los académicos del genocidio han tratado de ofrecer una perspectiva más global, estableciendo como objetivo establecer patrones.[47]Académicos del comunismo han debatido sobre las estimaciones para la Unión Soviética y no para todos los regímenes comunistas, un intento que fue popularizado con la introducción del polémico El libro negro del comunismo, que fue controvertido.[49]Entre ellos, los especialistas soviéticos Michael Ellman y J. Arch Getty han criticado los estimados basadas en fuentes émigré, testimonios orales y rumores como evidencia,[50]y advirtieron que los historiadores en cambios deberían utilizar material de archivo.[51]Tales académicos distinguen entre historiadores que basan su investigación en material de archivo y aquellos estimados basados en evidencia de testigos y otra información que puede ser no fiable.[52]
Entre los intentos de estimados más destacados se encuentran los siguientes:[53]
- En 1993, Zbigniew Brzezinski, ex Consejero de Seguridad Nacional de Jimmy Carter, escribió que "el esfuerzo fallido por construir el comunismo en el siglo XX consumió la vida de casi 60.000.000 de personas".[54]
- En 1994, el libro de Rummel Death by Government (Muerte por el gobierno) incluyó alrededor de 110 millones de personas, extranjeras y nacionales, asesinadas por el democidio comunista entre 1900 hasta 1987.[55]El total excluyó a las muertes de la Gran Hambruna China de 1958-1961 debido a la creencia de Rummel de que "aunque las políticas de Mao fueron las responsables de la hambruna, fue engañado al respecto y, finalmente, cuando se enteró, la detuvo y cambió sus políticas".[56][57]Rummel revisaría más tarde su estimación de 110 millones a unos 148 millones debido a la información adicional sobre la culpabilidad de Mao en la Gran Hambruna China de Mao: The Unknown Story, incluyendo el estimado de Jon Halliday y Jung Chang de 38 millones de muertes por hambruna..[56][57]
- En 2004, el historiador Tomislav Dulić criticó el estimado de Rummel del número de muertos en la Yugoslavia de Tito como una sobreestimación basada en la inclusión de fuentes de baja calidad, y afirmó que las otras estimaciones de Rummel podrían sufrir el mismo problema si utilizó fuentes similares para ellas.[58]Rummel respondió con una crítica al análisis de Dulić.[59]
- En 1997, la introducción del historiador Stéphane Courtois a El libro negro del comunismo, impactante aunque controversial, ofreció una "aproximación, basada en estimaciones no oficiales". Los subtotales enumerados por Courtois sumaron 94,36 millones de muertos.[60]Nicolas Werth y Jean-Louis Margolin, autores colaboradores del libro, criticaron a Courtois como obsesionado con alcanzar un total de 100 millones.[61]
- En 2005, el profesor asociado Benjamin Valentino afirmó que el número de no combatientes asesinados tan solo por los regímenes comunistas en la Unión Soviética, China y Camboya oscilaba entre un mínimo de 21 millones y un máximo de 70 millones.[64]
- En 2010, el profesor de economía Steven Rosefielde escribió en Red Holocaust (Holocausto Rojo) que las contradicciones internas de los regímenes comunistas causaron la muerte de aproximadamente 60 millones de personas y posiblemente decenas de millones más.[65]
- En 2012, el académico Alex J. Bellamy escribió que un "estimado conservador sitúa el número total de civiles asesinados deliberadamente por los comunistas después de la Segunda Guerra Mundial entre 6,7 millones y 15,5 millones de personas, siendo la cifra real probablemente mucho mayor."[66]
- En 2014, la profesora de política china Julia Strauss escribió que si bien había un principio de consenso académico sobre las cifras de alrededor de 20 millones de muertos en la Unión Soviética y de entre 2 y 3 millones en Camboya, no había tal consenso sobre las cifras de China.[67]
- En 2017, el historiador Stephen Kotkin escribió en el The Wall Street Journal que 65 millones de personas murieron prematuramente bajo los regímenes comunistas, según demógrafos, y que esas muertes fueron resultado de "deportaciones masivas, campos de trabajo forzado y terror policial-estatal", pero principalmente "por inanición como resultado de sus crueles proyectos de ingeniería social."[68][69]
Factores facilitadores y causas propuestas[editar]
Ideología[editar]
El historiador Klas-Göran Karlsson escribe que "Las ideologías son sistemas de ideas que no pueden cometer crímenes de forma independiente. Sin embargo, los individuos, los colectivos y los Estados que se han definido como comunistas han cometido crímenes en nombre de la ideología comunista, o sin nombrar el comunismo como fuente directa de motivación de sus crímenes.[70]John Gray,[71] Daniel Goldhagen,[72] y Richard Pipes[73]consideran que la ideología del comunismo es un factor causal importante en los asesinatos en masa. En la introducción de El libro negro del comunismo, Stéphane Courtois afirma una relación entre el comunismo y la criminalidad, afirmando que "los regímenes comunistas [...] convirtieron el crimen en masa en un sistema de gobierno en toda regla".[60]agregando que dicha criminalidad se sitúa en el plano de la ideología y no en el de la práctica estatal.[74]
El profesor Mark Bradley escribe que la teoría y la práctica comunista han estado a menudo en tensión con los derechos humanos y que la mayoría de los estados comunistas siguieron el ejemplo de Karl Marx al rechazar "los derechos políticos y civiles individuales inalienables de la época de la Ilustración" en favor de "los derechos económicos y sociales colectivos".[46]Christopher J. Finlay plantea que el marxismo legitima la violencia sin ningún principio limitador claro porque rechaza las normas morales y éticas como construcciones de la clase dominante, y afirma que "sería concebible que los revolucionarios cometieran crímenes atroces para instaurar un sistema socialista, con la creencia de que sus crímenes serán absueltos retroactivamente por el nuevo sistema de ética establecido por el proletariado".[75]Rustam Singh afirma que Marx había aludido a la posibilidad de una revolución pacífica; tras el fracaso de las revoluciones de 1848, Singh afirma que Marx hizo hincapié en la necesidad de una revolución violenta y del terror revolucionario.[76]
El historiador literario George Watson citó un artículo de 1849 escrito por Friedrich Engels llamado "La lucha húngara" y publicado en la revista de Marx Nueva Gaceta Renana, comentando que "naciones enteras se quedarían atrás después de una revolución obrera contra la burguesía, restos feudales en una era socialista, y como no podían avanzar dos pasos a la vez, tendrían que ser asesinadas. Eran basura racial, como los llamaba Engels, y sólo eran aptos para el estercolero de la historia".[77]
Una reseña de un libro criticó esta interpretación, sosteniendo que "lo que Marx y Engels piden es... como mínimo una especie de genocidio cultural; pero no es obvio, al menos por las citas de Watson, que se trate de una matanza real en masa, en lugar de (para usar su fraseología) una mera 'absorción' o 'asimilación'"..[78] Hablando del artículo de Engels de 1849, el historiador Andrzej Walicki afirma "Es difícil negar que se trataba de un llamamiento directo al genocidio".[79]Jean-François Revel escribe que Iósif Stalin recomendó el estudio del artículo de Engels de 1849 en su libro de 1924 "Sobre Lenin y el leninismo".[80]
Según Rummel, los asesinatos cometidos por los regímenes comunistas pueden explicarse mejor como el resultado de la unión entre el poder absoluto y la ideología absolutista del marxismo.[81]Rummel afirma que "el comunismo era como una religión fanática. Tenía su texto revelado y sus principales intérpretes. Tenía sus sacerdotes y su prosa ritualista con todas las respuestas. Tenía un cielo y el comportamiento adecuado para llegar a él. Tenía su apelación a la fe. Y tuvo sus cruzadas contra los no creyentes. Lo que hizo que esta religión secular fuera tan absolutamente letal fue su toma de todos los instrumentos de fuerza y coerción del Estado y su uso inmediato para destruir o controlar todas las fuentes independientes de poder, como la iglesia, las profesiones, los negocios privados, las escuelas y la familia".[82]
Rummels escribe que los comunistas marxistas veían la construcción de su utopía "como una guerra contra la pobreza, la explotación, el imperialismo y la desigualdad. Y por el bien mayor, como en una guerra real, se mata a la gente. Y, entonces, esta guerra por la utopía comunista tuvo sus necesarias bajas enemigas, el clero, la burguesía, los capitalistas, los demoledores, los contrarrevolucionarios, los derechistas, los tiranos, los ricos, los terratenientes y los no combatientes que desgraciadamente quedaron atrapados en la batalla. En una guerra pueden morir millones, pero la causa puede estar bien justificada, como en la derrota de Hitler y de un nazismo totalmente racista. Y para muchos comunistas, la causa de la utopía comunista era tal que justificaba todas las muertes.""[81]
Benjamin Valentino escribe que "los niveles aparentemente altos de apoyo político a regímenes y líderes asesinos no deben equipararse automáticamente con el apoyo a los asesinatos en masa en sí. Los individuos son capaces de apoyar a regímenes o líderes violentos mientras permanecen indiferentes o incluso se oponen a las políticas específicas que estos regímenes y llevaron a cabo." Valentino cita a Vladimir Brovkin diciendo que "un voto para los bolcheviques en 1917 no era un voto para el Terror Rojo o incluso un voto para una dictadura del proletariado".[83]
Según Valentino, tales estrategias eran tan violentas porque desposeían económicamente a un gran número de personas,[84][36]comentando: "Las transformaciones sociales de esta velocidad y magnitud se han asociado a los asesinatos en masa por dos razones principales. En primer lugar, los trastornos sociales masivos producidos por estos cambios han provocado a menudo el colapso económico, epidemias y, lo que es más importante, hambrunas generalizadas. [...] La segunda razón por la que los regímenes comunistas empeñados en la transformación radical de la sociedad han estado vinculados a los asesinatos en masa es que los cambios revolucionarios que han perseguido han chocado inexorablemente con los intereses fundamentales de grandes segmentos de sus poblaciones. Pocas personas han demostrado estar dispuestas a aceptar sacrificios de tan largo alcance sin intensos niveles de coerción."[85]Según Jacques Sémelin, "los sistemas comunistas que surgieron en el siglo XX acabaron destruyendo a sus propias poblaciones, no porque planearan aniquilarlas como tal, sino porque pretendían reestructurar el "cuerpo social" de arriba abajo, aunque eso significara purgarlo y recargarlo para adaptarlo a su nuevo imaginario político prometeico".[86]
Daniel Chirot y Clark McCauley escriben que, especialmente en la Unión Soviética de Iósif Stalin, en la China de Mao Zedong y en la Camboya de Pol Pot, una certeza fanática de que el socialismo podía funcionar motivó a los líderes comunistas en "la despiadada deshumanización de sus enemigos, que podían ser suprimidos porque estaban 'objetiva' e 'históricamente' equivocados". Además, si los acontecimientos no funcionaban como se esperaba, era porque los enemigos de clase, los espías y saboteadores extranjeros o, lo que es peor, los traidores internos estaban arruinando el plan. En ningún caso se podía admitir que la propia visión pudiera ser inviable, porque eso significaba capitular ante las fuerzas de la reacción."[87]Michael Mann escribe que los miembros del partido comunista estaban "impulsados ideológicamente, creyendo que para crear una nueva sociedad socialista, debían liderar el celo socialista". Los asesinatos eran a menudo populares, las bases estaban tan dispuestas a superar las cuotas de asesinatos como las de producción.[88]Según Vladimir Tismăneanu, "el proyecto comunista, en países como la URSS, China, Cuba, Rumanía o Albania, se basaba precisamente en la convicción de que ciertos grupos sociales eran irremediablemente ajenos y merecían ser asesinados."[89]Alex Bellamy escribe que "la ideología comunista de exterminio selectivo" de grupos objetivo fue desarrollada y aplicada por primera vez por Iósif Stalin, pero que "cada uno de los regímenes comunistas que masacraron a un gran número de civiles durante la Guerra Fría desarrolló su propio relato distintivo",[90]mientras que Steven T. Katz ha afirmado que las distinciones basadas en la clase y la nacionalidad, estigmatizadas y estereotipadas de diversas maneras, crearon una "otredad" para las víctimas del régimen comunista que fue importante para legitimar la opresión y la muerte.[91]Martin Shaw escribe que "las ideas nacionalistas estuvieron en el corazón de muchos asesinatos masivos por parte de los estados comunistas", comenzando con la "nueva doctrina nacionalista de Stalin de 'socialismo en un solo país'", y los asesinatos por parte de los movimientos revolucionarios en el Tercer Mundo se hicieron en nombre de la liberación nacional.[92]
Sistema político[editar]
Anne Applebaum escribe que "sin excepción, la creencia leninista en el estado de partido único fue y es característica de todos los regímenes comunistas" y "el uso bolchevique de la violencia se repitió en todas las revoluciones comunistas". Frases que fueron pronunciadas por primera vez por Vladimir Lenin y el fundador de la Cheka, Félix Dzerzhinski, fueron pronunciadas en todo el mundo. Applebaum afirma que para 1976 como mucho, Mengistu Haile Mariam desencadenó un Terror Rojo en Etiopía.[93]Lenin ha sido citado diciendo a sus colegas en el gobierno bolchevique: "Si no estamos dispuestos a fusilar a un saboteador y a un guardia blanco, ¿qué clase de revolución es esa?".[94]
Robert Conquest afirmó que las purgas de Stalin no eran contrarias a los principios del leninismo, sino que eran una consecuencia natural del sistema establecido por Lenin, que ordenó personalmente el asesinato de grupos locales de rehenes enemigos de clase.[95]Alexander Yakovlev, arquitecto de la perestroika y la glásnost y posteriormente jefe de la Comisión Presidencial para las Víctimas de la Represión Política, profundiza en este punto, afirmando: "La verdad es que en las operaciones punitivas a Stalin no se le ocurrió nada que no existiera bajo Lenin: ejecuciones, toma de rehenes, campos de concentración y todo lo demás".[96]El historiador Robert Gellately concuerda, comentando: "Por decirlo de otro modo, Stalin inició muy pocas cosas que Lenin no hubiera introducido o adelantado ya".[97]Stephen Hicks, del Rockford College, atribuye la violencia característica del gobierno socialista del siglo XX al abandono de la protección de los derechos civiles y al rechazo de los valores de la sociedad civil por parte de estos regímenes colectivistas. Hicks escribe que mientras que "en la práctica, todos los países capitalistas liberales tienen un sólido historial de humanidad, de respeto de los derechos y las libertades, y de hacer posible que las personas tengan vidas fructíferas y significativas", en el socialismo "la práctica ha demostrado una y otra vez ser más brutal que las peores dictaduras anteriores al siglo XX". Todos los regímenes socialistas se han convertido en dictaduras y han comenzado a matar gente a gran escala."[98]
Eric D. Weitz afirma que los asesinatos en masa en los estados comunistas son una consecuencia natural del fracaso del estado de derecho, comúnmente visto durante los períodos de agitación social en el siglo XX. Tanto en el caso de los asesinatos masivos comunistas como en los no comunistas, "los genocidios se produjeron en momentos de extrema crisis social, a menudo generados por las propias políticas de los regímenes",[99]y no son inevitables, sino que son decisiones políticas.[99]Steven Rosefielde escribe que los gobernantes comunistas tuvieron que elegir entre cambiar de rumbo o "comandar el terror" y la mayoría de las veces eligieron lo segundo.[100]Michael Mann sostiene que la falta de estructuras de autoridad institucionalizadas hizo que una mezcla caótica de control centralizado y de facciones del partido fueran factores que contribuyeron a los asesinatos.[88]
Líderes[editar]
El profesor Matthew Krain afirma que varios académicos han señalado que las revoluciones y las guerras civiles ofrecen la oportunidad de que los líderes e ideologías radicales alcancen el poder y las condiciones previas para que el Estado cometa asesinatos en masa.[101]El profesor Nam Kyu Kim escribe que las ideologías excluyentes son fundamentales para explicar los asesinatos en masa, pero también que son importantes las capacidades organizativas y las características individuales de los líderes revolucionarios, incluidas sus actitudes hacia el riesgo y la violencia. Además de abrir oportunidades políticas para que los nuevos líderes eliminen a sus oponentes políticos, las revoluciones llevan al poder a líderes que son más propensos a cometer actos de violencia a gran escala contra la población civil para legitimar y reforzar su propio poder.[102]El académico del genocidio Adam Jones ha afirmado que la guerra civil rusa influyó mucho en el surgimiento de líderes como Stalin y también acostumbró a la gente a "la dureza, la crueldad y el terror".[103]Martin Malia calificó el "brutal condicionamiento" de las dos guerras mundiales como importante para entender la violencia comunista, aunque no fuese origen.[104]
La historiadora Helen Rappaport describe a Nikolái Yezhov, el burócrata que estuvo a cargo del NKVD durante la Gran Purga, como una figura físicamente diminuta de "inteligencia limitada" y "estrecha comprensión política". [...] Al igual que otros instigadores de asesinatos en masa a lo largo de la historia, compensaba su falta de estatura física con una crueldad patológica y el uso del terror bruto."[105]
El especialista en historia rusa y mundial John M. Thompson atribuye la responsabilidad personal directamente a Iósif Stalin. Según él, "gran parte de lo que ocurrió sólo tiene sentido si se derivó en parte de la mentalidad perturbada, la crueldad patológica y la paranoia extrema del propio Stalin. Inseguro, a pesar de haber establecido una dictadura sobre el partido y el país, hostil y a la defensiva cuando se le criticaba por los excesos de la colectivización y los sacrificios que exigía la industrialización a alto ritmo, y profundamente sospechoso de que los adversarios del pasado, del presente e incluso de un futuro aún desconocido conspiraban contra él, Stalin comenzó a actuar como una persona asediada. Pronto devolvió el golpe a los enemigos, reales o imaginarios."[106]Los profesores Pablo Montagnes y Stéphane Wolton afirman que las purgas en la Unión Soviética y en China pueden atribuirse al liderazgo personalista de Stalin y de Mao, quienes se vieron incentivados al tener tanto el control del aparato de seguridad utilizado para llevar a cabo las purgas como el control del nombramiento de los sustitutos de los purgados.[107]
El historiador y autor estadounidense William Rubinstein escribió que "la mayoría de los millones que perecieron a manos de Stalin, Mao Zedong, Pol Pot y los demás dictadores comunistas murieron porque los dirigentes del partido creían que pertenecían a una clase social o agrupación política peligrosa o subversiva".[108]
Comparaciones con otros asesinatos en masa[editar]
Daniel Goldhagen sostiene que los regímenes comunistas del siglo XX "han matado a más personas que cualquier otro tipo de régimen."[109]Otros académicos de estudios comunistas y del genocidio, tales como Steven Rosefielde y Benjamin Valentino, han llegado a conclusiones similares.[34][110]Rosefielde ha afirmado que es posible concluir que el "Holocausto Rojo" mató a más no combatientes que la "Ha Shoah" y el "holocausto asiático de Japón" juntos, y que "fue al menos tan atroz, dada la singularidad del genocidio de Hitler". Rosefielde también escribe que "aunque es atractivo mitigar el Holocausto Rojo observando que el capitalismo mató a millones de colonos en el siglo XX, principalmente a través de hambrunas provocadas por el hombre, ningún inventario de tales homicidios por negligencia criminal se acerca al total del Holocausto Rojo."[110]Mark Aarons afirma que los regímenes autoritarios de derecha y las dictaduras respaldadas por las potencias occidentales cometieron atrocidades y asesinatos masivos comparables con las atrocidades y asesinatos masivos que se cometieron en el mundo comunista, citando ejemplos como la ocupación indonesia de Timor Oriental, los asesinatos masivos en Indonesia de 1965-1966, las desapariciones en Guatemala durante la guerra civil, y los asesinatos y el terrorismo de Estado que se asociaron con la Operación Cóndor en toda América del Sur.[111]
Debate sobre las hambrunas[editar]
Según el historiador J. Arch Getty, más de la mitad de los 100 millones de muertos que se atribuyen al comunismo se debieron a las hambrunas.[112]Stéphane Courtois sostiene que varios regímenes comunistas provocaron hambrunas en su empeño por colectivizar forzosamente la agricultura y la utilizaron sistemáticamente como arma al controlar el suministro de alimentos y distribuirlos sobre una base política. Courtois afirma que "en el periodo posterior a 1918, sólo los países comunistas experimentaron tales hambrunas, que provocaron la muerte de cientos de miles, y en algunos casos millones, de personas. Y de nuevo en los años 80, dos países africanos que se declaraban marxista-leninistas, Etiopía y Mozambique, fueron los únicos que sufrieron estas mortíferas hambrunas."[113]
Stephen G. Wheatcroft, R. W. Davies y Mark Tauger rechazan la idea de que la hambruna ucraniana fuera un acto de genocidio infligido intencionadamente por el gobierno soviético.[114][115]Wheatcroft afirma que las políticas del gobierno soviético durante la hambruna fueron actos criminales de fraude y homicidio, aunque no de asesinato o genocidio.[116]El biógrafo de Stalin Stephen Kotkin sostiene una posición similar, afirmando que aunque "no hay duda de la responsabilidad de Stalin en la hambruna" y que muchas muertes podrían haberse evitado si no fuera por las "insuficientes" y contraproducentes medidas soviéticas, no hay pruebas de la intención de Stalin de matar a los ucranianos deliberadamente.[117]Getty afirma que "el peso abrumador de la opinión entre los académicos que trabajan en los nuevos archivos es que la terrible hambruna de la década de 1930 fue el resultado de la torpeza y la rigidez estalinista y no de un plan genocida".[112]En cambio, según Simon Payaslian, un tentativo consenso académico clasifica la hambruna soviética, al menos en Ucrania, como un genocidio.[118]El novelista Aleksandr Solzhenitsyn opinó en un artículo publicado el 2 de abril de 2008 en Izvestia que la hambruna de la década de 1930 en Ucrania no era diferente de la hambruna rusa de 1921-1922, ya que ambas fueron causadas por el "despiadado" robo a los campesinos por parte de las adquisiciones bolcheviques de grano.[119]
Benjamin Valentino escribió: "Aunque no todas las muertes debidas a la hambruna en estos casos fueron intencionales, los líderes comunistas dirigieron los peores efectos de la hambruna contra sus presuntos enemigos y utilizaron el hambre como arma para obligar a millones de personas a ajustarse a las directrices del Estado."[85]Daniel Goldhagen ha afirmado que, en algunos casos, las muertes por hambruna no deben distinguirse de los asesinatos en masa, comentando: "Siempre que los gobiernos no han aliviado las condiciones de hambruna, los líderes políticos decidieron no decir no a la muerte masiva – en otras palabras, dijeron sí". Goldhagen afirma que se produjeron casos de este tipo en la rebelión del Mau Mau, el Gran Salto Adelante, la Guerra Civil de Nigeria, la Guerra de la independencia de Eritrea y la Guerra de Darfur.[120]Martin Shaw sostiene que si un líder sabía que el resultado final de sus políticas sería la muerte masiva por hambruna, y continúa promulgándolas de todos modos, estas muertes pueden ser entendidas como intencionales.[121]
El historiador Jon Wiener ha criticado el énfasis en el comunismo a la hora de atribuir culpa de las hambrunas, haciendo una comparación entre el Holodomor hambruna en Bengala de 1943 y afirmando que el papel de Winston Churchill en la hambruna de Bengala "parece similar al papel de Stalin en la hambruna de Ucrania".[122]El historiador Mike Davis, autor de Late Victorian Holocausts, establece comparaciones entre la Gran Hambruna China y las hambrunas indias de finales del siglo XIX, argumentando que en ambos casos los gobiernos que supervisaron la respuesta a las hambrunas optaron deliberadamente por no aliviar las condiciones y, como tal, son responsables de la magnitud de las muertes en dichas hambrunas.[123]
El historiador Michael Ellman critica la fijación en un "mal exclusivamente estalinista" cuando se trata del exceso de muertes por hambrunas. Ellman sostiene que las muertes masivas por hambrunas no son un "mal exclusivamente estalinista", comentando que a lo largo de la historia rusa, las hambrunas y las sequías han sido un hecho común, incluyendo la hambruna rusa de 1921-1922, que ocurrió antes de que Stalin llegara al poder. También afirma que las hambrunas se extendieron por todo el mundo en los siglos XIX y XX en países como India, Irlanda, Rusia y China. Según Ellman, el G8 "es culpable de homicidio masivo o de muertes masivas por negligencia criminal por no tomar medidas evidentes para reducir las muertes masivas" y el comportamiento de Stalin "no fue peor que el de muchos gobernantes de los siglos XIX y XX".[124]
Unión Soviética[editar]
Adam Jones escribe que "hay muy pocas cosas en el historial de la experiencia humana que igualen la violencia que se desató entre 1917, cuando los bolcheviques tomaron el poder, y 1953, cuando murió Iósif Stalin y la Unión Soviética pasó a adoptar una política interna más moderada y en gran medida no asesina". Jones afirma que las excepciones fueron los Jemeres Rojos (en términos relativos) y el gobierno de Mao en China (en términos absolutos).[125]
Stephen G. Wheatcroft afirma que antes de la apertura de los archivos soviéticos para la investigación histórica, "nuestra comprensión de la escala y la naturaleza de la represión soviética ha sido extremadamente pobre" y que algunos estudiosos que desean mantener las altas estimaciones anteriores a 1991 "tienen dificultades para adaptarse a las nuevas circunstancias cuando los archivos están abiertos y cuando hay muchos datos irrefutables", y en su lugar "se aferran a sus viejos métodos sovietológicos con cálculos indeterminados basados en extrañas declaraciones de emigrantes y otros informantes que se supone que tienen un conocimiento superior", aunque reconoció que incluso las cifras estimadas a partir de los documentos adicionales no son "finales ni definitivas".[126][127]En la revisión de 2007 de su libro The Great Terror (El Gran Terror), Robert Conquest estima que, aunque nunca se sabrá con certeza las cifras exactas, los líderes comunistas de la Unión Soviética fueron responsables de no menos de 15 millones de muertes.[128]
Algunos historiadores intentan hacer estimaciones separadas para los diferentes períodos de la historia soviética, con estimaciones de víctimas que varían mucho. Timothy D. Snyder calcula 6 millones para el periodo estalinista.[129]Alec Nove calcula 8,1 millones para el periodo que termina en 1937,[130]Stéphane Courtois calcula 20 millones[60] y Alexander Yakovlev estima 20-25 millones para todo el periodo de gobierno soviético.[131] Rudolph Rummel calcula 61 millones para el periodo 1917-1987.[132]
Terror Rojo[editar]
El Terror Rojo fue un periodo de represión política y ejecuciones llevadas a cabo por los bolcheviques tras el comienzo de la Guerra civil rusa en 1918. Durante este periodo, la policía política (la Cheka) llevó a cabo ejecuciones sumarias de decenas de miles de "enemigos del pueblo".[133][134][135][136][137]
Muchas víctimas fueron "rehenes burgueses" acorralados y preparados para una ejecución sumaria en represalia por cualquier supuesta provocación contrarrevolucionaria.[138]Muchos fueron ejecutados durante y después de la represión de las revueltas, como la rebelión de Kronstadt de los marineros de la Flota del Báltico y la rebelión de Tambov de los campesinos rusos. El profesor Donald Rayfield escribe que "la represión que siguió a las rebeliones de Kronstadt y Tambov supuso por sí solas decenas de miles de ejecuciones".[139]Un gran número de clérigos ortodoxos también fueron asesinados.[140][141]
Según Nicolas Werth, la política de desconsolidación supuso un intento de los dirigentes soviéticos de "eliminar, exterminar y deportar a la población de todo un territorio."[142]En los primeros meses de 1919, quizás entre 10.000 y 12.000 cosacos fueron ejecutados,[143][144]y muchos más deportados después de que sus pueblos fueran arrasados.[145]El historiador Michael Kort escribió: "Durante 1919 y 1920, de una población de aproximadamente 1,5 millones de Cosacos del Don, el régimen bolchevique mató o deportó un estimado de entre 300.000y 500.000."[146]
El Terror Rojo fue acompañado por un Terror Blanco, cuya violencia, según el historiador Christian Gerlach, solía superar al primero.[147]
Iósif Stalin[editar]
Las estimaciones sobre el número de muertes provocadas por el gobierno de Stalin son objeto de un intenso debate entre los especialistas en estudios soviéticos y comunistas.[148][149]Antes de la disolución de la Unión Soviética y de las revelaciones de los archivos que la siguieron, algunos historiadores estimaban que el número de personas asesinadas por el régimen de Stalin era de 20 millones o más.[129][150][151]Michael Parenti escribe que las estimaciones sobre el número de muertos estalinistas varían mucho, en parte porque dichas estimaciones se basan en anécdotas en ausencia de pruebas fiables y en "especulaciones de escritores que nunca revelan cómo llegan a esas cifras". Michael Parenti escribe que las estimaciones sobre el número de muertos estalinistas varían mucho en parte porque dichas estimaciones se basan en anécdotas a falta de pruebas fiables y en "especulaciones de escritores que nunca revelan cómo llegan a esas cifras".[152]
Después de la disolución de la Unión Soviética, los archivos soviéticos contienen registros oficiales de la ejecución de aproximadamente 800.000 prisioneros bajo Stalin por delitos políticos o criminales, alrededor de 1,7 millones de muertes en los gulags y unas 390.000 muertes ocurridas durante los asentamientos forzados de los kulaks en la Unión Soviética, para un total de alrededor de 3 millones de víctimas registradas oficialmente en estas categorías.[153]De acuerdo con Golfo Alexopoulos, Anne Applebaum, Oleg Khlevniuk y Michael Ellman, la documentación oficial soviética sobre las muertes en los gulags se considera ampliamente inadecuada, ya que escriben que el gobierno liberaba frecuentemente a los prisioneros al borde de la muerte para evitar contabilizarlos oficialmente.[154][155]Un estudio de datos de archivo realizado en 1993 por J. Arch Getty et al. concluyó que un total de 1.053.829 personas murieron en los gulags entre 1934 y 1953.[156]En 2010, Steven Rosefielde planteó que esta cifra debe aumentarse en un 19,4 por ciento a la luz de pruebas de archivo más completas hasta llegar a 1.258.537, siendo la mejor estimación de las muertes en el gulag de 1,6 millones entre 1929 y 1953 si se tiene en cuenta el exceso de mortalidad.[157]Alexopoulos estima un total mucho mayor, de al menos 6 millones de muertos en el gulag o poco después de la liberación.[158]Dan Healey ha calificado su trabajo como un intento de "desafiar al consenso académico emergente con un éxito desigual",[159]mientras que Jeffrey Hardy ha criticado a Alexopoulos por basar sus afirmaciones principalmente en pruebas indirectas y malinterpretadas.[160]Healey sostiene que no se ha encontrado ningún "plan de destrucción" de los prisioneros del gulag ni ninguna declaración de intención oficial de matarlos.[159]
Según el historiador Stephen G. Wheatcroft, el régimen de Stalin puede ser acusado de causar la muerte intencionada de alrededor de un millón de personas.[161]Wheatcroft excluye todas las muertes por hambruna como muertes intencionadas y postula que las que se califican se ajustan más a la categoría de ejecución que de asesinato.[161]Otros postulan que algunas de las acciones del régimen de Stalin, no sólo las del Holodomor, sino también la deskulakización y las campañas selectivas contra grupos étnicos concretos, como la operación polaca del NKVD, pueden considerarse como genocidio[162][163] al menos en su definición más amplia.[164]Los datos modernos de todo el gobierno de Stalin fueron resumidos por Timothy Snyder, quien afirmó que bajo el régimen estalinista hubo seis millones de muertes directas y nueve millones en total, incluyendo las muertes por deportación, hambre y muertes en el gulag.[129]Ellman atribuye al régimen estalinista unos tres millones de muertes, excluyendo el exceso de mortalidad por hambrunas, enfermedades y guerras.[124]Varios autores de la prensa popular, entre ellos el biógrafo de Stalin Simon Sebag Montefiore, el historiador soviético/ruso Dmitri Volkogonov y el director de la serie Annals of Communism de Yale, Jonathan Brent, continúan estimando el número de muertos de Stalin en unos 20 millones.[165][166][167][168][169]
Deportaciones masivas de minorías étnicas[editar]
El gobierno soviético durante el mandato de Stalin llevó a cabo una serie de deportaciones a una escala enorme que afectó significativamente al mapa étnico de la Unión Soviética. Las deportaciones se llevaron a cabo en condiciones extremadamente duras, a menudo en vagones de ganado, y cientos de miles de deportados murieron en el camino.[170]
Algunos expertos han estimado que la proporción de muertes por las deportaciones podría haber sido de una de cada tres en ciertos casos.[171][172] Raphael Lemkin, un abogado de ascendencia judía-polaca que inició la Convención sobre el Genocidio en 1948 y acuñó el término genocidio, asumió que el genocidio se perpetró en el contexto de la deportación masiva de los chechenos, los ingusetios, los alemanes del Volga, los tártaros de Crimea, los calmucos y los karacháis.[173]
Sobre el destino de los tártaros de Crimea, Amir Weiner, de la Universidad de Stanford, escribe que la política podría clasificarse como limpieza étnica. En el libro Century of Genocide, Lyman H. Legters escribe: "No podemos hablar propiamente de un genocidio consumado, sólo de un proceso que fue genocida en su potencialidad...".[174]Por otra parte, Jon K. Chang postula que las deportaciones se basaron de hecho en genocidios basados en la etnia y que los "historiadores sociales" de Occidente no han defendido los derechos de las etnias marginadas en la Unión Soviética.[175]
Este punto de vista es apoyada por varios países. El 12 de diciembre de 2015, el Parlamento ucraniano emitió una resolución en la que reconocía la deportación de los tártaros de Crimea (los Sürgünlik) en 1944 como un genocidio y establecía el 18 de mayo como el Día del Recuerdo de las víctimas del Genocidio Tártaro de Crimea.[176]El Parlamento de Letonia reconoció el suceso como un acto de genocidio el 9 de mayo de 2019,[177][178] y el Parlamento de Lituania hizo lo mismo el 6 de junio de 2019.[179]El Parlamento de Canadá aprobó una moción el 10 de junio de 2019, reconociendo la deportación de los tártaros de Crimea como un genocidio perpetrado por Stalin, designando el 18 de mayo como día de conmemoración.[180]
La deportación de chechenos e ingusetios fue reconocida por el Parlamento Europeo como un acto de genocidio en 2004,[181] declarando: "Considera que la deportación de todo el pueblo checheno a Asia Central el 23 de febrero de 1944 por orden de Stalin constituye un acto de genocidio en el sentido de la Cuarta Convención de La Haya de 1907 y de la Convención para la Prevención y Represión del Delito de Genocidio adoptada por la Asamblea General de la ONU el 9 de diciembre de 1948".[182]
Hambruna soviética de 1932-1933[editar]
Dentro de la Unión Soviética, los cambios forzosos en las políticas agrícolas (colectivización), las confiscaciones de grano y las sequías provocaron la hambruna soviética de 1932-1933 en la RSS ucraniana (Holodomor), la Krai del Cáucaso Norte, la región del Volga y la RSS kazaja.[183][184][185] La hambruna fue más grave en Ucrania, donde a menudo se hace referencia a ella como el Holodomor. Una parte importante de las víctimas de la hambruna (entre 3,3 y 7,5 millones) eran ucranianos.[186][187][188] Otra parte de la hambruna fue la de Kazajistán, también conocida como la catástrofe kazaja, en la que murieron más de 1,3 millones de personas de etnia kazaja (alrededor del 38% de la población).[189][190]
Aunque todavía hay un debate entre los académicos sobre si el Holodomor fue un genocidio, algunos académicos dicen que las políticas estalinistas que causaron la hambruna pudieron haber sido diseñadas como un ataque al auge del nacionalismo ucraniano[191] y que pueden enttrar bajo la definición legal de genocidio de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Genocidio.[183][192][193][194]La hambruna fue reconocida oficialmente como genocidio por Ucrania y otros gobiernos.[195][196]En un proyecto de resolución, la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa declaró que la hambruna fue causada por las "acciones y políticas crueles y deliberadas del régimen soviético" y fue responsable de la muerte de "millones de personas inocentes" en Ucrania, Bielorrusia, Kazajistán, Moldavia y Rusia. En relación con su población, Kazajistán es considerada como la región más afectada adversamente.[197]Respecto a la hambruna kazaja, Michael Ellman afirma que "parece ser un ejemplo de 'genocidio por negligencia' que queda fuera del ámbito de la Convención de la ONU sobre el genocidio".[198]
Gran Purga[editar]

Los intentos de Stalin por consolidar su posición como líder de la Unión Soviética condujeron a una escalada de detenciones y ejecuciones que alcanzaron su punto álgido en 1937-1938, un periodo que a veces se denomina "Yezhovshchina" luego del oficial de la Cheka Nikolái Yezhov, o "era de Yezhov", y que continuó hasta la muerte de Stalin en 1953. Alrededor de 700.000 de ellos fueron ejecutados con un disparo en la nuca.[200] Otros perecieron a causa de las palizas y las torturas mientras estaban en "custodia de investigación"[201] y en los gulags debido al hambre, las enfermedades, la intemperie y el exceso de trabajo.[51]
Las detenciones se realizaban normalmente citando el artículo 58 (Código Penal de la RSFSR) sobre las leyes contrarrevolucionarias, que incluía no informar acciones de traición y, en una enmienda añadida en 1937, no cumplir con los deberes asignados. En los casos investigados por el Departamento de Seguridad del Estado del NKVD desde octubre de 1936 hasta noviembre de 1938, fueron detenidas al menos 1.710.000 personas y 724.000 ejecutadas.[202]Los estudios históricos modernos estiman el número total de muertes por represión durante 1937-1938 en 950.000-1.200.000. Las cifras tienen en cuenta el carácter incompleto de los datos de los archivos oficiales e incluyen tanto las muertes por ejecución como las de los gulags durante el periodo.[51]Los ex kulaks y sus familias constituyeron la mayoría de las víctimas, con 669.929 personas detenidas y 376.202 ejecutadas.[203]
El NKVD llevó a cabo una serie de operaciones nacionales dirigidas a algunos grupos étnicos.[204] Un total de 350.000 personas fueron detenidas y 247.157 fueron ejecutadas.[205]De ellas, la operación polaca de la NKVD, dirigida a los miembros de la Polska Organizacja Wojskowa, fue aparentemente la mayor, con 140.000 detenciones y 111.000 ejecuciones.[204] Aunque estas operaciones bien podrían constituir un genocidio según la definición de la convención de las Naciones Unidas,[204][206]o "un mini-genocidio" según Simon Sebag Montefiore,[205]todavía no hay ninguna sentencia autorizada sobre la caracterización legal de estos hechos.[164] Citando documentos eclesiásticos, Alexander Nikolaevich Yakovlev ha estimado que más de 100.000 sacerdotes, monjes y monjas fueron ejecutados durante esta época.[207]En cuanto a la persecución del clero, Michael Ellman ha afirmado que "el terror de 1937-38 contra el clero de la Iglesia Ortodoxa Rusa y de otras religiones[208] también podría calificarse como genocidio".[209]En el verano y el otoño de 1937, Stalin envió agentes del NKVD a la República Popular de Mongolia y organizó el Gran Terror de Mongolia,[210] en el que fueron ejecutadas entre 22.000[211]y 35.000 personas.[212]Unas 18.000 víctimas eran lamas budistas.[211]En Bielorrusia, fosas comunes de varios miles de civiles asesinados por el NKVD entre 1937 y 1941 fueron descubiertas en Kurapaty en 1988.[213]
Asesinatos soviéticos durante la Segunda Guerra Mundial[editar]
Tras la invasión soviética de Polonia en septiembre de 1939, los grupos de trabajo del NKVD comenzaron a eliminar los "elementos hostiles a los soviéticos" de los territorios conquistados.[214] El NKVD practicaba sistemáticamente la tortura, que a menudo tenía como resultado la muerte.[215][216]Según el Instituto Polaco de la Memoria Nacional, 150.000 ciudadanos polacos perecieron a causa de la represión soviética durante la guerra..[217][218]Las matanzas más notorias se produjeron en la primavera de 1940, cuando el NKVD ejecutó a unos 21.857 prisioneros de guerra y líderes intelectuales polacos en lo que se conoce como la masacre de Katyn.[219][220][221]También se llevaron a cabo ejecuciones tras la anexión de los países bálticos.[222] Durante las fases iniciales de la Operación Barbarroja, el NKVD y las unidades anexas del Ejército Rojo masacraron a decenas de miles de prisioneros y oponentes políticos antes de huir del avance de las fuerzas del Eje.[223]Complejos conmemorativos han sido construido en los lugares de ejecución del NKVD en Katyn y Mednoye, en Rusia, al igual que un "tercer campo de exterminio" en Piatykhatky, Ucrania.[224]
República Popular de China[editar]
El Partido Comunista Chino llegó al poder en China en 1949 tras una larga y sangrienta guerra civil entre los comunistas y el Kuomintang nacionalista. Existe un consenso generalizado entre los historiadores de que, tras la llegada al poder de Mao Zedong, sus políticas y purgas políticas causaron directa o indirectamente la muerte de decenas de millones de personas.[225][226][227]Basándose en la experiencia de los soviéticos, Mao consideraba que la violencia era necesaria para lograr una sociedad ideal derivada del marxismo y, en consecuencia, planificó y ejecutó la violencia a gran escala.[228][229]
Campaña para suprimir contrarrevolucionarios[editar]
Las primeras matanzas a gran escala bajo el mandato de Mao tuvieron lugar durante su reforma agraria y la campaña para reprimir a los contrarrevolucionarios. Se cree que el número exacto de personas que fueron asesinadas durante la reforma agraria de Mao fue menor; según Rudolph Rummel y Philip Short, al menos un millón de personas fueron asesinadas.[228][230]La supresión de los contrarrevolucionarios se dirigió principalmente contra ex funcionarios del Kuomintang y a intelectuales sospechosos de deslealtad.[231]Según Yang Kuisong, al menos 712.000 personas fueron ejecutadas y 1.290.000 fueron encarceladas en campos de trabajo conocidos como Laogai.[232]
Gran Salto Adelante y Gran Hambruna China[editar]
Durante la Gran Hambruna China, conocida como "Los Tres Años de Dificultades Económicas" en China, los errores de los dirigentes del Partido Comunista Chino (PCC) provocaron una hambruna generalizada en todo el país.[233] Antes de 1981, el PCC no reconocía este hecho y, en su lugar, optó por referirse a este acontecimiento como "Los tres años de catástrofes naturales", atribuyendo la culpa de la hambruna y del exceso de muertes exclusivamente a las catástrofes naturales ocurridas a nivel nacional.[234] Sin embargo, en 1981, el PCCh reconoció su error y rebautizó la catástrofe, afirmando que "[s]e debió principalmente a los errores del Gran Salto Adelante y de la lucha contra el 'oportunismo de derecha', junto con una sucesión de calamidades naturales y el pérfido desguace de contratos por parte del Gobierno Soviético, que nuestra economía tuvo serias dificultades entre 1959 y 1961, que causaron graves pérdidas a nuestro país y a nuestro pueblo".[234] En otras palabras, un grave error de cálculo político y un fracaso económico, agravados por las catástrofes naturales, crearon las condiciones para la hambruna y provocaron una pérdida masiva de vidas humanas. El Centro Wilson ha sostenido que Mao y otros dirigentes no tenían la experiencia necesaria en la construcción socialista para alcanzar sus objetivos en estas difíciles condiciones, pero optaron por perseguir sus excesivos objetivos debido al exceso de confianza y a la petulancia tras sus éxitos previos.[234]
Algunos académicos han concluido que el exceso de celo en el "oportunismo de la derecha" contribuyó a agravar la hambruna. Benjamin Valentino sostiene que el Gran Salto Adelante fue una de las causas de la Gran Hambruna China y que los peores efectos de la hambruna se dirigieron hacia los enemigos del régimen.[235]Aquellos designados como "elementos negros" (líderes religiosos, derechistas y campesinos ricos) en las campañas anteriores murieron en mayor número porque se les dio la menor prioridad en la asignación de alimentos.[235]De hecho, hubo una gran agitación dirigida a cualquier elemento percibido como "derechista" durante este periodo: cuando un funcionario rural afirmó que no había suficientes cosechas para satisfacer la demanda de producción, su superior le advirtió: "Eso es un pensamiento derechista. Estás viendo el problema de forma demasiado simplista".[233] Según Valentino, quienes estaban totalmente de acuerdo con el programa fueron ridiculizados. Wan Li afirmó que el Partido había sido "excesivamente de izquierda" durante demasiado tiempo, un énfasis que evidentemente conducía al error.[236]
Según el Centro Wilson, esta caza obsesiva de simpatizantes de la derecha distrajo a los líderes de los retos que enfrentaban sus intentos de construcción socialista. El Centro Wilson continúa sosteniendo que los líderes de China empezaron a perseguir este proyecto de construcción socialista para hacer frente a la demanda de cambio de los campesinos en el campo sin comprender las leyes básicas del desarrollo económico y la situación económica real de China, y que estos factores adicionales e imprevistos complicaron los intentos de construcción socialista del Partido en las zonas rurales. Mao trató de responder rápidamente a estos errores de la "izquierda" en el invierno de 1960, cuando llamó a mejorar "el trabajo rural y decidió el principio de 'reajuste, consolidación, llenado y elevación del nivel' para la economía en su conjunto". Sin embargo, no fue hasta 1962 cuando se vieron algunos de estos efectos, y algunas cuestiones no se corrigieron del todo hasta la Revolución Cultural.[234] Liu Shaoqi ha dicho que que "el 30% de las catástrofes naturales y el 70% de los errores humanos" fueron los causantes de la hambruna.[237]
A pesar de los niveles masivos de muertes trágicas y evitables debido a la hambruna, el PCC todavía trató de presumir de algunos de los éxitos que vieron en el período para eclipsar la pérdida de vidas. En 1981, dijeron de los pocos éxitos menores durante los "Tres años de dificultad económica":
Gracias a que todo el Partido y el pueblo se concentraron desde el invierno de 1960 en llevar a cabo el correcto principio del reajuste económico, la construcción socialista volvió a florecer gradualmente. El Partido y el pueblo se unieron para compartir el mal y el bien. Superaron las dificultades internas, resistieron la presión de la camarilla dirigente soviética y pagaron todas las deudas contraídas con la Unión Soviética, principalmente por la compra de armas soviéticas durante el movimiento de resistencia a la agresión estadounidense y de ayuda a Corea. Además, hicieron lo posible para apoyar las luchas revolucionarias de los pueblos de muchos países y ayudarles en su construcción económica. La Tercera Asamblea Popular Nacional, reunida entre finales de 1964 y los primeros días de 1965, anunció que la tarea de reajuste económico nacional se había cumplido en lo esencial y que la economía en su conjunto entraría pronto en una nueva etapa de desarrollo. Se pidió un esfuerzo enérgico para convertir a China, paso a paso, en una potencia socialista con una agricultura, una industria, una defensa nacional y una ciencia y tecnología modernas.
El Partido subrayó que dichos éxitos no debían hacer olvidar la lección histórica que la hambruna enseñó.[234][238]
Sin embargo, algunos académicos afirman que el exceso de muertes y la propia hambruna no fueron el resultado de un error en los planes del liderazgo del Partido, sino un acto intencionado. Por ejemplo, en "La gran hambruna de Mao", el historiador Frank Dikötter escribe que "la coerción, el terror y la violencia sistemática fueron la base misma del Gran Salto Adelante" y que "motivaron una de las matanzas masivas más mortíferas de la historia de la humanidad".[239]Dikötter estima que al menos 2,5 millones de personas fueron asesinadas sumariamente o torturadas hasta la muerte durante este periodo.[240] Su investigación en los archivos locales y provinciales chinos indica que el número de muertos fue de al menos 45 millones y escribe: "En la mayoría de los casos el partido sabía muy bien que estaba matando de hambre a su propio pueblo".[241]Señala que en una reunión secreta en Shanghái en 1959, Mao emitió la orden de procurar un tercio de todo el grano del campo, diciendo: "Cuando no hay suficiente para comer, la gente se muere de hambre. Es mejor dejar morir a la mitad de la gente para que la otra mitad pueda comer hasta saciarse".[241]A la luz de pruebas adicionales de la culpabilidad de Mao, Rudolph Rummel añadió los muertos por la Gran Hambruna a su total del democidio de Mao para un total de 77 millones de muertos.[242][57]Otros académicos se muestran escépticos sobre la intencionalidad, dadas otras posiciones declaradas del Partido.[234] Por ejemplo, Barbara Harff sostiene que las muertes fueron accidentales y no totalmente intencionadas, y no se incluyen en su base de datos global de asesinatos en masa.[243]
Tíbet[editar]
Según Jean-Louis Margolin en El libro negro del comunismo, los comunistas chinos llevaron a cabo un genocidio cultural contra los tibetanos. Margolin afirma que las matanzas fueron proporcionalmente mayores en el Tíbet que en la propia China y "se puede hablar legítimamente de masacres genocidas por el número de personas que participaron". Según el Dalái Lama y la Administración Central Tibetana, "los tibetanos no sólo fueron fusilados, sino también golpeados hasta la muerte, crucificados, quemados vivos, ahogados, mutilados, hambreados, estrangulados, colgados, hervidos vivos, enterrados vivos, descuartizados y decapitados".[244]Adam Jones, académico especializado en genocidios, afirma que tras el levantamiento tibetano de 1959, los chinos autorizaron sesiones de lucha contra los reaccionarios, durante las cuales "los cuadros comunistas denunciaron, torturaron y ejecutaron con frecuencia a los enemigos del pueblo". Estas sesiones provocaron 92.000 muertes de una población total de unos 6 millones de personas. Estas muertes, destacó Jones, no sólo pueden considerarse un genocidio, sino también un eliticidio, es decir, "dirigido a los elementos mejor educados y orientados al liderazgo entre la población tibetana".[245]Patrick French, antiguo director de la Campaña por el Tíbet Libre en Londres, escribe que la Campaña por el Tíbet Libre y otros grupos han afirmado que un total de 1,2 millones de tibetanos fueron asesinados por los chinos desde 1950, pero que tras examinar los archivos de Dharamsala, no encontró "ninguna prueba que apoye esa cifra".[246]French afirma que es poco probable que se conozca una cifra alternativa fiable, pero estima que hasta medio millón de tibetanos murieron "como 'resultado directo' de las políticas de la República Popular China", utilizando la estimación del historiador Warren Smith de 200.000 personas que faltan en las estadísticas de población de la Región Autónoma del Tíbet y extendiendo ese índice a las regiones fronterizas.[247]
Revolución Cultural[editar]
Los sinólogos Roderick MacFarquhar y Michael Schoenhals calculan que tan sólo en las zonas rurales de China murieron entre 750.000 y 1,5 millones de personas a causa de la violencia de la Revolución Cultural.[248]Los Guardias Rojos de Mao tuvieron rienda suelta para abusar y matar a la gente considerada como enemiga la revolución.[249]El sociólogo Yang Su ha escrito que dichos asesinatos masivos fueron el resultado de "la paradoja del patrocinio y el fracaso del Estado"; según Yang, los asesinatos masivos se concentraron en las zonas rurales en los meses posteriores al establecimiento de los comités revolucionarios de los condados, siendo más probables los asesinatos masivos en las comunidades con más miembros locales del partido.
La represión por parte de las organizaciones locales puede haber sido una respuesta a la retórica de la violencia promovida por las capitales provinciales como resultado del faccionalismo de masas en esas capitales, y los "picos de asesinatos en masa coincidieron con dos anuncios del centro del partido en julio de 1968 que prohibían las batallas armadas entre facciones y disolvían las organizaciones de masas";[250]Yang escribe que el gobierno de Mao designó a los enemigos de clase utilizando un estándar artificial y arbitrario para cumplir dos tareas políticas: "movilizar la conformidad de las masas y resolver el conflicto de las élites", mientras que la naturaleza elástica de la categoría le permitía "adquirir una dimensión genocida en circunstancias extraordinarias".[251] Los politólogos Evgeny Finkel y Scott Straus escriben que los estimados de Su estima de hasta tres millones de personas fueron "asesinadas por sus vecinos en matanzas colectivas y sesiones de lucha". Esto ocurrió a pesar de que el gobierno central no había emitido ninguna orden o política de asesinatos masivos".[252] En agosto de 1966, más de 100 profesores fueron asesinados por sus alumnos en el oeste de Pekín.[253]
Plaza de Tiananmen[editar]
Jean-Louis Margolin afirma que, bajo el mandato de Deng Xiaoping, al menos 1.000 personas fueron asesinadas en Pekín y cientos más fueron ejecutadas en los alrededores después de que el gobierno de Deng Xiaoping reprimiera las manifestaciones en la plaza de Tiananmen en 1989.[254] Según Louisa Lim, un grupo de familiares de las víctimas en China, las "Madres de Tiananmen", había confirmado las identidades de más de 200 personas asesinadas.[255]Alex Bellamy escribe que esta "tragedia marca la última vez en la que un episodio de asesinato masivo en Asia Oriental fue terminado por los propios autores, juzgando que habían tenido éxito".[256]
El Partido Comunista Chino continúa prohibiendo las discusiones sobre las protestas de la Plaza de Tiananmen y también ha tomado medidas para bloquear o censurar la información relacionada, en un intento de suprimir la memoria del público sobre las protestas de la Plaza de Tiananmen. Los libros de texto contienen poca o ninguna información sobre las protestas.[257]
Camboya[editar]
Los Campos de la Muerte son una serie de lugares en Camboya donde un gran número de personas fueron asesinadas y sus cuerpos enterrados por el régimen de los Jemeres Rojos durante su gobierno en el país, que duró desde 1975 hasta 1979, tras el final de la guerra civil camboyana. El sociólogo Martin Shaw describió el genocidio camboyano como "el genocidio más puro de la era de la Guerra Fría". Los resultados de un estudio demográfico del genocidio camboyano concluyeron que el número de muertos en todo el país entre 1975 y 1979 ascendió a entre 1.671.000 y 1.871.000, es decir, entre el 21 y el 24 por ciento del total de la población camboyana que se estimaba antes de que los Jemeres rojos tomaran el poder.[258]Según Ben Kiernan, todavía se desconoce el número de muertes causadas específicamente por la ejecución, ya que muchas víctimas murieron de hambre, enfermedades y exceso de trabajo.[258]El investigador Craig Etcheson, del Centro de Documentación de Camboya, sugiere que el número de muertos se situó entre 2 y 2,5 millones, con una cifra "más probable" de 2,2 millones. Tras pasar cinco años investigando unas 20.000 fosas, postuló que "estas fosas comunes contienen los restos de 1.112.829 víctimas de la ejecución".[259]Un estudio del demógrafo francés Marek Sliwinski calculó algo menos de 2 millones de muertes no naturales bajo los Jemeres Rojos de una población camboyana de 7,8 millones en 1975, con un 33,5% de hombres camboyanos que murieron bajo los Jemeres Rojos frente al 15,7% de mujeres camboyanas.[260]El número de víctimas de ejecución que se encontraron en 23.745 fosas comunes se estima en 1,3 millones, según una fuente académica de 2009. Se considera que las ejecuciones representaron aproximadamente el 60% del total de muertes durante el genocidio, mientras que las demás víctimas sucumbieron por inanición o enfermedad.[261]
Helen Fein, académica del genocidio, ha afirmado que la ideología xenófoba del régimen de los Jemeres Rojos se parece más a "un fenómeno casi olvidado del nacionalsocialismo", o del fascismo, que al comunismo.[262]En respuesta al argumento de Ben Kiernan de que "el régimen de Kampuchea Democrática de Pol Pot era más racista y genéricamente totalitario que marxista o específicamente comunista", Steve Heder afirma que el ejemplo de ese pensamiento racialista aplicado en relación con la minoría del pueblo cham se hacía eco de "la definición de Marx de un pueblo sin historia condenado a la extinción en nombre del progreso" y que, por tanto, formaba parte de los conceptos generales de clase y lucha de clases.[263]Además, Kiernan comparó el genocidio camboyano con el genocidio armenio perpetrado por el Imperio Otomano durante la Primera Guerra Mundial y con el Holocausto perpetrado por la Alemania nazi durante la Segunda Guerra Mundial.
Afirmó que mientras que cada genocidio era único, compartían ciertos rasgos comunes, y el racismo era una parte importante de la ideología de los tres regímenes. Los tres regímenes tomaron como objetivo a las minorías religiosas y también trataron de utilizar la fuerza para expandir su dominio en lo que creían que eran sus núcleos históricos (el Imperio Jemer, Turquestán y el Lebensraum, respectivamente), y los tres regímenes "idealizaron a su campesinado étnico como la verdadera clase "nacional", el suelo étnico del que crecía el nuevo Estado".[264]Craig Etcheson escribe que los datos sobre la distribución y el origen de las fosas comunes, así como los documentos internos de seguridad de los Jemeres Rojos, permiten concluir que "la mayor parte de la violencia se llevó a cabo siguiendo órdenes de las más altas autoridades políticas del Partido Comunista de Kampuchea", en lugar de ser el resultado de los "en lugar de ser el resultado de los "excesos espontáneos de un ejército campesino vengativo e indisciplinado",[265]mientras que el historiador francés Henri Locard escribe que la etiqueta de "fascista" fue aplicada a los Jemeres Rojos por el Partido Comunista de Vietnam como una forma de revisionismo, pero que la represión que existió bajo el gobierno de los Jemeres Rojos fue "similar (si bien significativamente más letal) a la represión en todos los regímenes comunistas."[260]Daniel Goldhagen afirma que los jemeres rojos eran xenófobos porque creían que el pueblo jemer era "el único pueblo auténtico capaz de construir el verdadero comunismo".[266]Steven Rosefielde escribe que Kampuchea Democrática fue el más mortífero de todos los regímenes comunistas sobre una base per cápita, principalmente porque "carecía de un núcleo productivo viable" y "no logró establecer límites a los asesinatos en masa".[267]Varios marxistas-leninistas contemporáneos han alegado que Pol Pot no se adhería realmente a las ideas marxistas-leninistas y que los miembros del Partido Comunista de Kampuchea nunca aprendieron los principios marxistas. [268]Deng Xiaoping, Líder Supremo de China, criticó los excesos del régimen de los Jemeres Rojos y sus desviaciones del marxismo-leninismo.[269]
Otros Estados[editar]
Barbara Harff y Ted Gurr escriben: "La mayoría de los regímenes marxista-leninistas que llegaron al poder a través de prolongadas luchas armadas en la posguerra perpetraron uno o más politicidios, aunque de magnitudes muy diferentes".[270] Según Benjamin Valentino, la mayoría de los regímenes que se autodenominaron comunistas no cometieron asesinatos en masa, pero en Estados comunistas como Bulgaria, Rumania y Alemania Oriental se cometieron asesinatos en masa a una escala inferior a su estándar de 50.000 personas asesinadas en un periodo de cinco años, aunque la falta de documentación impide emitir un juicio definitivo sobre la magnitud de estos hechos y los motivos de sus perpettradores.[271]Atsushi Tago y Frank Wayman escriben que, dado que el democidio es más amplio que el asesinato en masa o el genocidio, puede decirse que la mayoría de los regímenes comunistas lo han practicado, incluyendo la Unión Soviética, China, Camboya, Vietnam del Norte, Alemania del Este, Polonia, Checoslovaquia, Hungría, Corea del Norte, Cuba, Laos, Albania y Yugoslavia.[272]
Situación jurídica y procesos judiciales[editar]
Según una enmienda constitucional de 1992 en la República Checa, una persona que niegue públicamente, ponga en duda, apruebe o trate de justificar el genocidio nazi o comunista u otros crímenes de nazis o comunistas será castigada con una pena de prisión de 6 meses a 3 años.[273]En 1992, Barbara Harff escribió que ningún país comunista ni ningún órgano de gobierno ha sido nunca condenado por genocidio.[274] En 1993, el Congreso de los Estados Unidos aprobó por unanimidad la Ley Pública 103-199, que es la ley actual de Estados Unidos que dice que el comunismo es "responsable de la muerte de más de 100.000.000 de víctimas".[275]En su prólogo de 1999 a El libro negro del comunismo, Martin Malia escribió: "En todo el antiguo mundo comunista, además, prácticamente ninguno de sus funcionarios responsables ha sido juzgado o castigado. De hecho, en todas partes los partidos comunistas, aunque generalmente con nuevos nombres, compiten en política".[276]
Al término de un juicio que duró de 1994 a 2006, el ex gobernante de Etiopía, Mengistu Haile Mariam, fue declarado culpable de genocidio, crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad, y condenado a muerte en ausencia por un tribunal etíope por su papel en el Terror Rojo de Etiopía.[277][278][279][280]La ley etíope se diferencia de la Convención sobre el Genocidio de las Naciones Unidas y de otras definiciones en que define el genocidio como la intención de eliminar grupos políticos y no sólo étnicos. En este sentido, se asemeja mucho a la definición de politicidio.[274]
En 1997, el gobierno camboyano pidió ayuda a las Naciones Unidas para crear el Tribunal para el genocidio camboyano..[281][282][283]La fiscalía presentó los nombres de cinco posibles sospechosos a los jueces de instrucción el 18 de julio de 2007.[281]El 26 de julio de 2010, Kang Kek Iew (Camarada Duch), director del campo de prisioneros S-21 en la Kampuchea Democrática donde se torturó y asesinó a más de 14.000 personas (la mayoría en la cercana Choeung Ek), fue declarado culpable de crímenes de lesa humanidad y condenado a 35 años de prisión. Su condena se redujo a 19 años en parte porque llevaba 11 años tras las rejas.[284]Nuon Chea, segundo al mando del Jemer Rojo y su miembro superviviente de mayor rango, fue acusado de crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad, pero no de genocidio. El 7 de agosto de 2014, el Tribunal de Camboya lo declaró culpable de crímenes contra la humanidad y lo condenó a cadena perpetua.[285][286]Khieu Samphan, jefe de Estado del Jemer Rojo, también fue condenado por crímenes de lesa humanidad. En 2018, Nuon Chea y Khieu Samphan fueron condenados por genocidio por "el intento de exterminio de las minorías cham y vietnamita."[287]
Tras el restablecimiento de su independencia en 1991, los Estados bálticos comenzaron a investigar los crímenes contra la humanidad cometidos durante la ocupación soviética; la mayoría de los casos penales se centraron en la deportación de civiles y la ejecución extrajudicial de "hermanos del bosque" durante la guerra de guerrillas. En 2013, Estonia había condenado a once, Letonia a nueve y Lituania a una docena de personas. Algunos antiguos funcionarios soviéticos, como Alfons Noviks (Alfons Noviks), ex Comisario del Pueblo del Interior de la RSS de Letonia, fueron condenados explícitamente por genocidio.[288]
El 26 de noviembre de 2010, la Duma Estatal rusa emitió una declaración en la que reconocía la responsabilidad de Stalin en la masacre de Katyn, la ejecución de más de 21.000 prisioneros de guerra y líderes intelectuales polacos por parte del NKVD de Stalin. La declaración afirmaba que el material de archivo "no sólo desvela la magnitud de su horrible tragedia, sino que también aporta pruebas de que el crimen de Katyn se cometió por órdenes directas de Stalin y otros líderes soviéticos." [289]
El Parlamento ucraniano reconoció por primera vez el Holodomor como un genocidio en 2003, y criminalizó tanto la negación del Holodomor como la del Holocausto en 2006.
En 2010, el Tribunal de Apelación de Kiev dictaminó que el Holodomor fue un acto de genocidio y responsabilizó a Iósif Stalin, Vyacheslav Molotov, Lazar Kaganovich, Stanislav Kosior, Pavel Postyshev, Mendel Khatayevich, Vlas Chubar y a otros líderes bolcheviques responsables.[290] Desde 2006, el Holodomor ha sido reconocido por Ucrania y otros 15 países como un genocidio contra el pueblo ucraniano llevado a cabo por el régimen soviético.[291][292]
Monumentos y museos[editar]
Existen monumentos a las víctimas del comunismo en casi todas las capitales de Europa del Este y también hay varios museos que documentan los crímenes ocurridos durante el régimen comunista, como el Museo de las Ocupaciones y las Luchas por la Libertad en Lituania, el Museo de la Ocupación de Letonia en Riga y la Casa del Terror en Hungría; los tres museos también documentan los crímenes ocurridos durante el régimen nazi.[293]
En Washington D.C., una estatua de bronce inspirada en la escultura de la Diosa de la Democracia, creada durante las protestas de la Plaza de Tiananmen de 1989, fue dedicada como Monumento a las Víctimas del Comunismo en 2007 tras haber sido autorizada por el Congreso en 1993.[294][295]En 2022, la Fundación Memorial de las Víctimas del Comunismo abrió un Museo Internacional sobre el Comunismo en Washington, D.C.[296]En 2002, se inauguró en Praga el Monumento a las Víctimas del Comunismo.[297] En Hungría, el Memorial Gloria Victis para honrar a "los 100 millones de víctimas del comunismo" se erigió en 2006 en el 50º aniversario de la Revolución Húngara.[298]Para 2008, Rusia contaba con 627 monumentos y placas conmemorativas dedicados a las víctimas del terror comunista, la mayoría de ellos creados por ciudadanos particulares, pero no tenía un monumento ni un museo nacional.[299]El Muro del Dolor de Moscú, inaugurado en octubre de 2017, es el primer monumento de Rusia a las víctimas de la persecución política de Stalin durante la era soviética del país.[300]
En 2017, la Comisión de la Capital Nacional aprobó el diseño del Monumento a las Víctimas del Comunismo - Canadá, una tierra de refugio, que sería construido en el Jardín de las Provincias y Territorios de Ottawa.[301] El 23 de agosto de 2018, el Memorial a las Víctimas del Comunismo 1940-1991 de Estonia fue inaugurado en Tallin por la presidenta estonia Kersti Kaljulaid.[302]La construcción del memorial fue financiada por el Estado y el propio memorial está siendo gestionado por el Instituto Estonio de la Memoria Histórica.[303]La fecha de la ceremonia de inauguración se eligió porque coincidía con el Día Europeo de Conmemoración de las Víctimas del Estalinismo y el Nazismo.[304]
Véase también[editar]
- Terrorismo de extrema izquierda
- Terror Rojo
- Monumento a las Víctimas del Comunismo
- Comparación entre el nazismo y el estalinismo
- Matanzas anticomunistas
- Violencia política
- El libro negro del comunismo
- Campaña para suprimir contrarrevolucionarios
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Enlaces externos[editar]
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