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Fotografía contemplativa

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Asignación de "color como color" del nivel I de Miksang
Asignación de "color como color" del nivel I de Miksang

La fotografía contemplativa es una disciplina que se centra en el funcionamiento de la percepción visual en el momento que miramos el mundo y en los cambios que se producen en nuestra conciencia cuando hacemos fotografías.[1] Las fotografías obtenidas son la plasmación en imágenes de ese proceso. En ellas se puede reconocer el estado mental del fotógrafo en el momento de realizarlas.

Introducción[editar]

“Nosotros normalmente no vemos absolutamente nada” Chögyam Trungpa Rinpoche.[2]

El primer trabajo del fotógrafo contemplativo consiste en sincronizar el ojo y la mente.[3] Este ejercicio nos lleva a apartar la atención del diálogo interior y ponerla en el mundo visual. Así establecemos una verdadera relación con lo que vemos. Si no vemos a una persona, no podemos relacionarnos realmente con ella. Adoptamos una receptividad activa, como si escucháramos con los ojos. Con esta disposición estamos atentos para reconocer aquella parte de la realidad que destaca del resto y que nos pide ser fotografiada.

En el momento de salir a hacer fotos procuramos eliminar los obstáculos internos que interfieren con la percepción. Estos obstáculos están formados por todas las ideas, opiniones, valoraciones, prejuicios, etc. que tenemos sobre cómo ha de ser una fotografía. Por ejemplo, dejamos de ver cuando el tema es muy atractivo y se despierta en nosotros la avidez por poseerlo. Es el síndrome del turista que se detiene delante de un monumento y le hace muchas fotografías sin llegar realmente a vivir la experiencia de estar allí.

Asignación de "color como color" del nivel I de Miksang

La fotografía contemplativa está inspirada en las artes zen. Cada una de estas artes recibe el nombre de Vía: se llama Chado a la Vía del té, Kado a la Vía de la flor, Shodo a la Vía del pincel y Kyudo a la Vía del tiro con arco. El sufijo Do significa “Vía para conectar con la Realidad”.[4] Las artes zen no tienen ninguna utilidad práctica. Tampoco están destinadas a brindarnos goce estético. Su objetivo no está puesto en el objeto o en el resultado que se consigue sino en entrenar la conciencia. Podemos hablar entonces de la Vía de la fotografía.

La fotografía tiene unas características que la hacen idónea para esta práctica.[5] La primera de ellas es que trabaja con nuestra percepción visual. La base de la práctica fotográfica tiene su fundamento en la capacidad de ver con claridad. Poner la atención en nuestra vista reduce los pensamientos y nos proporciona calma mental. La segunda es que trabaja en el presente, en el aquí y ahora. Es prácticamente una consecuencia de la anterior. No podemos darnos cuenta de nuestras percepciones visuales si no estamos presentes, si nuestra mente está en el pasado o en el futuro. La realidad visual está en constante cambio y, como bien sabemos los fotógrafos, si no captas la imagen en el momento, ya se ha perdido para siempre. La tercera es más difícil de entender si no tenemos un poco de práctica meditativa. Nos dice que la fotografía es una vía de unión del que percibe con lo percibido. A esa unión la llamamos contemplación. Tradicionalmente se expresa con la frase: No somos dos pero tampoco somos uno. Lo experimentamos en algunas ocasiones cuando hacemos fotos, estamos tan absortos en lo que vemos que nos olvidamos de nosotros mismos durante un rato. La última característica tiene que ver con el poder de la imagen: en todas las fotografías podemos reconocer, si sabemos leerlas, el estado interior que tenía el fotógrafo en el momento que la hizo.

Técnica[editar]

La técnica utilizada es muy sencilla[6] ya que se trata de plasmar en una imagen la percepción que hemos tenido. Por lo tanto, no se realiza ningún tipo de manipulación posterior para “mejorar” la imagen. Esto incluye no re-encuadrar la foto ya que al recortarla cambia completamente su significado. Hoy en día, con la fotografía digital, es muy fácil y no requiere un gran desembolso económico. Incluso se puede utilizar el móvil.

Escuelas[editar]

Existen dos grandes corrientes dentro de la fotografía contemplativa. La primera se corresponde con la fotografía de autor y subyace al trabajo de muchos fotógrafos a lo largo de la historia de la fotografía más allá de la época o del estilo. La segunda es más moderna y tiene que ver con la aproximación hecha desde diferentes tradiciones espirituales.

En el primer caso, el iniciador e inspirador fue Alfred Stieglitz y su concepto del equivalente, nombre que dio a su serie de fotografías de nubes. Un equivalente es una metáfora visual[7]. El tema de la fotografía nos remite a algo que va más allá del objeto representado. El equivalente, igual que con cualquier experiencia poética, se forma en la mente del observador.

Son muchos los fotógrafos que tienen un planteamiento contemplativo, como Paul Strand, Edward Weston, Manuel Alvarez Bravo, Henri Cartier-Bresson o Dorotea Lange entre otros aunque no trabajaran explícitamente con el tema del equivalente. Todos ellos tenían un profundo respeto por la fotografía y no manipulaban el resultado.

En los últimos 25 años, se han desarrollado acercamientos a la fotografía contemplativa que provienen de varias tradiciones religiosas especialmente del budismo tanto del zen como del budismo tibetano. También hay aportaciones desde el taoísmo o el cristianismo. Este hecho se debe al interés de algunos fotógrafos por juntar su práctica artística con su búsqueda espiritual.

Minor White[editar]

Minor White recoge el testigo de los fotógrafos que le precedieron y lo lleva a su punto más alto. Sus mentores son Alfred Stieglitz, Edward Weston y Ansel Adams. De Stieglitz incorpora el concepto de equivalente, Weston le transmite su compromiso con la fotografía, y de Adams aprende una mañana el Sistema de Zonas y le resulta tan clarificador que por la tarde ya lo enseña a sus alumnos.

Su implicación con la fotografía fue total no solo como fotógrafo sino también como editor, teórico y profesor. Como editor, se hizo cargo de una pequeña revista y la convirtió en la que hoy es seguramente la editorial de fotografía más importante del mundo, Aperture. Colaboró con Beaumont  y Nancy Newhall, los primeros directores del departamento de fotografía del MOMA de Nueva York.  Y, como profesor, llevaba a sus alumnos a una inmersión completa en la fotografía conviviendo con ellos en su propia casa en cursos intensivos de quince días.

Su búsqueda personal le llevó primero a convertirse al Cristianismo para acabar siendo un practicante de meditación Zen y miembro del grupo de Nueva York de Gurdjieff, un maestro armenio de principios del siglo XX. Ahí vio que la experiencia que tenía al realizar estas prácticas estaba muy próxima a su vivencia con la fotografía. Se dio cuenta de que si estaba en un estado de calma mental cuando hacía fotos, las imágenes que conseguía reflejaban ese estado y eran más profundas.

Dentro de la tradición Zen existe una práctica meditativa que se realiza con un koan. Un koan es una frase en forma de enigma que el maestro pone al discípulo para que la resuelva. No tiene una respuesta lógica sino que busca romper con el funcionamiento habitual de la mente y conectar con el lado intuitivo. Minor White estuvo concentrándose intensamente durante varios meses en el koan: "¿Cuál es el sonido que emite una sola mano al aplaudir?[8] La respuesta le vino así: «Más que escucharla, la vi: sin sonido. Cuando vi la imagen "Metal Ornament[9]", que había hecho en Polaroid, reconocí la conexión con el koan». De esta forma, la imagen se transforma en el equivalente de la experiencia silenciosa del fotógrafo.

Miksang[editar]

Miksang[10] es una palabra tibetana que se traduce como “Buen ojo“. Esta escuela de fotografía contemplativa reúne el arte de la fotografía, la disciplina de la meditación y las enseñanzas de arte Dharma del maestro de meditación Chögyam Trungpa.

Chögyam Trungpa fue uno de los primeros maestros tibetanos que vino a Occidente, fruto de la diáspora que se produjo después de la invasión china del Tibet. Una de sus preocupaciones fue transmitir un budismo libre de las influencias culturales de su país de origen. Su trabajo consistió en plantar muchas semillas en diferentes campos, tanto meditativos como artísticos, para que otros las desarrollaran posteriormente. Creó la organización Shambala con el fin de que las enseñanzas que transmitía no se desvirtuaran con el paso del tiempo. Miksang forma parte de esta organización. La práctica que propone se basa en sus enseñanzas sobre la percepción a partir de la cual dos de sus discípulos, John McQuade y Michel Wood, desarrollaron una estructura para poderla transmitir.

Chögyam Trungpa nos señala que existe una bondad fundamental en la capacidad de poder ver. Solo hace falta imaginarse la reacción de una persona ciega cuando recupera la visión y ve por primera vez. También nos remarca que "la única magia que existe es esta vida, este mundo, los fenómenos particulares que estamos todos viviendo en este mismo momento, aquí y ahora".[11]

Miksang es la aportación más importante que ha hecho el budismo a la Vía de la fotografía junto con la influencia que tuvo el zen en Minor White. De sus enseñanzas provienen ideas como la sincronización del ojo y la mente, el reconocimiento del flash de percepción.[12] o la forma contemplativa básica del punto en el espacio[13] Se diferencia de otras líneas porque ofrece una estructura de las enseñanzas en tres niveles que es muy clarificadora para quien tenga interés en introducirse en este camino.

Referencias[editar]

  1. Chögyam Trungpa Rinpoché (2001). «Una nueva visión». Dharma, Arte y Percepción visual. mtm editor. p. 70. 
  2. «Percepción y fotografía». 
  3. McQuade, John - Hall, Miriam (2015). «Synchronization». Looking and Seeing (en inglés). Drala Publishing. p. 22. ISBN 0692383522. 
  4. «Making love with the light». 
  5. McQuade, John - Hall, Miriam (2015). «Introduction». Looking and seeing (en inglés). Drala Publications. p. 8. ISBN 0692383522. 
  6. Ochandorena, Luis (2019). «La sencillez técnica». La fotografía: el arte de la mirada. p. 41. ISBN 978-84-09-08371-8. 
  7. Fontcuberta, Joan (1984). «Equivalencia: tendencia perpetua». Estética fotográfica. Editorial Blume. p. 208. 
  8. «¿Qué sonido hace una sola mano al aplaudir?». 
  9. «Metal Ornament». 
  10. «Miksang». 
  11. Chögyam Trungpa (2001). Dharma, arte y percepción visual. ISBN 84-95590-02-6. 
  12. McQuade, John - Hall, Miriam (2015). Looking and seeing. Drala Publishing. p. 23. 
  13. McQuade, John - Hall, Miriam (2015). Looking and Seeing (en inglés). Drala Publishing. p. 139. 

Bibliografía[editar]

  • "Dharma, arte y percepción visual". Chögyam Trungpa Rimpoché. Mtm editores
  • "El ojo y la mente de la cámara". "Equivalencia: tendencia perpetua". Minor White en Estética fotográfica. Joan Fontcuberta. Editorial Blume
  • "Looking and seeing. Nalanda Miksang contemplative photography". John McQuade y Miriam Hall. Ed Drala Publishing
  • "Heart of photography. Further explorations in Nalanda Miksang photography". John McQuade y Miriam Hall. Ed Drala Publishing
  • "The practice of contemplative photography". Andy Karr y Michael Wood. Ed Shambala Publications, Inc.
  • "The zen of creativity. Cultivating your artistic life". John Daido Loori. Ed. Ballantine Books
  • "Tao of photography. Seeing beyond seeing". P.L. Gross y S.I. Shapiro. Ed. Ten Speed Press
  • "The little book of contemplative photography". Howard Zehr. Ed. Good Books


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