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Enrique Foster II

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Enrique Foster (Buenos Aires, 19 de julio de 1865-Buenos Aires, 24 de febrero de 1939) fue un comerciante, profesor universitario y médico pediatra argentino, reconocido por fundar en 1904 e implementar en Argentina el Primer Dispensario de Lactantes para mejorar la situación y condiciones de vidade los niños cuyas madres, ya sea por sus ocupaciones o carencia de leche, no podían alimentarlos en la forma y de acuerdo con los preceptos señalados por la higiene y las necesidades de la infancia.[1]

Familia[editar]

Enrique Foster era el hijo de Enrique Foster, argentino, cofundador de Resistencia y de Isabel Llames, argentina, nacida en el seno de una destacada familia porteña.

Sus padres se habían conocido en secreto, en una época donde se precipitaba la devastadora Guerra de la Triple Alianza.

Tuvo ocho medios hermanos por parte de padre, de los cuales dos murieron de manera prematura. Contrajo matrimonio en 1890 con Maria de los Dolores Castaño, española y fueron padres de seis hijos, Enrique Foster, Carlos R. Foster, Dolores Haydée Foster, Jacobo Foster, Dora Foster y Elsa Foster.

Biografía[editar]

Enrique Foster había nacido el 19 de julio de 1865 en Buenos Aires, Argentina.

Tuvo una próspera carrera luego de recibir el título de doctor en medicina y se graduó en 1902 en la Universidad de Buenos Aires y Facultad de Ciencias Médicas de Buenos Aires.[2]

Fue practicante de la Inspección de Higiene de la Asistencia Pública en 1898 y practicante menor del Consultorio Central de la Asistencia Pública en 1899.

Además fue practicante menor y mayor interno del Hospital de Niños San Luis Gonzaga en 1899, 1900, 1901 y 1902.[3]

El niño: Tesis presentada en Buenos Aires[editar]

Tesis presentada en 1902 por Enrique Foster en Buenos Aires.

En 1902, Enrique Foster presentó un trabajo para optar al título de doctor en Ciencias Médicas donde compartía una serie de consejos y opiniones basadas en el desarrollo del niño para poder darse cuenta de los males que hay que remediar en la infancia.[4]

En función de su experiencia como director del Hospital de Niños, Foster había observado el gran número de pequeños indefensos, minados por la gran cantidad de enfermedades que los devoran y ante las cuáles sus débiles existencias tiemblan y se doblegan.

Madres en llanto que llevando en sus brazos sus pequeños hijos entraban en el concierto de la vida y empezaban a sentir los efectos de las numerosas espinas que en ella se encuentran.[5]

En el trabajo antes mencionado, el autor sigue al niño en la evolución de su vida, desde su concepción en el seno materno, hasta la pubertad, ya preparado para ser adulto, luego de haber salido victorioso en los múltiples combates que habrá tenido que librar en su infancia con las enfermedades propias de esa etapa de la vida.

Enrique Foster hacía referencia a la gran división durante la infancia según la clase social a que pertenecían los niños y el medio en el cual se desarrollan.

Los hijos de los ricos y los hijos de los pobres, los primeros, rodeados de todos los cuidados y solicitudes que puede proporcionar el dinero junto al amor de la madre y los segundos, solo alimentados por este amor y desarrollándose en medios nocivos para su salud, envueltos por todas partes por esa multitud de seres patógenos existentes en el medio exterior y que acechan toda oportunidad para producir sus efectos destructivos.

Sin embargo, todos merecen una alimentación competente y bien reglamentada para que su aparato digestivo no se resienta.

El autor ha comparado al niño recién nacido a un aparato digestivo y nada más, y sostiene que el crecimiento, la vitalidad, el buen estado del pequeño ser, no dependen, sino del funcionamiento regular de su tubo digestivo.[6]

La alimentación del niño será uno de los principales puntos que trata el Enrique Foster en la tesis, producto de los numerosos trabajos que ha realizado y las lecciones de sus maestros en el Hospital de Niños.

Una vez más, el autor plantea la necesidad del médico de tener una balanza a su lado y pesar sistemáticamente a sus enfermos y argumenta:

¿Cuántas veces no sabemos que un niño está enfermo solo porque disminuye de peso sin presentar absolutamente ningún otro síntoma de su estado patológico, hasta tanto este no se declara francamente?[7]

Dr. Foster sostiene la poderosa influencia del medio nosocomial sobre los niños pobres, ingresados desde edad muy temprana a los hospitales atacando de una u otra manera al débil pequeño.

Además, destaca la necesidad en aquellos años de asilos para los convalecientes; donde los niños se tuberculizan en inmensa mayoría del medio nocivo.

Según la estadística municipal del año 1900, solo en capital federal habían muerto 240.79 niños por mil defunciones, entre 0 y 1 año, y en 1901, 207.56 por mil y el autor enfatiza sobre el esfuerzo del hombre de tratar de suprimir la mortalidad en el mundo para disminuir en lo posible los sufrimientos de la humanidad.[8]

Contar para curar[editar]

La salud de la población infantil se había convertido en foco de interés en un contexto de difusión de las preocupaciones en torno a la calidad de la población futura de la Nación.

Dr. Enrique Foster examinando un niño en 1905.

Una serie de discusiones alrededor de la mortalidad infantil surgieron al inicio del Siglo XX y estos debates incluyeron la cuestión de si en Argentina esas cifras eran elevadas o despreciables.[9]

Sin embargo, no existía aún un consenso sólido respecto de qué considerar como infante en términos estadísticos pero en 1909, el Dr. Enrique Foster, médico del Hospital de Niños y Funcionario de la Administración Sanitaria y Asistencia Pública (Ministerio de Salud) publicaba en los Anales de esta institución un estudio que pretendía zanjar esta controversia, desautorizando los argumentos de quienes se equivocaban en la manera de enfrentar las estadísticas y tomaban sólo el primer año de vida para el cálculo de la mortalidad infantil.[10]

El primer Congreso Nacional de Medicina de 1916 lo respaldó, estableciendo como criterio uniforme el período de cero a dos años[11] y por su parte, en los estudios del Departamento Nacional de Higiene, Adela Zauchinger sostenía un criterio amplio de la infancia que llegaba hasta la pubertad e identificaba en este grupo social a las personas de cero a 15 años; acorde, en términos generales, con el concepto legalista mantenido por la cúpula del Departamento Nacional de Higiene que reconocía el límite de la infancia en lo determinado por la ley civil argentina (12 años para la mujer, 14 para el varón).[12]

Procesos Académicos y Asociativos a Principios del Siglo XX según Dr. Foster[editar]

Como parte de un intenso proceso de medicalización de la vida en general y de la niñez en particular, en la Argentina de fines del Siglo XIX, al igual que en otros países latinoamericanos, comienzan a configurarse nuevas especialidades médicas que delimitan nuevos objetos de estudio e intervención.[13]

El combate a la mortalidad infantil, ligado al lugar particular que pasa a ocupar la infancia, se produce de conjunto con los comienzos de la constitución de la pediatría como especialidad médica.[14]

Aguardando turno para las Consultas con Dr. Enrique Foster.

Siguiendo especialmente las escuelas pediátricas francesa y alemana, este proceso se produce más o menos simultáneamente en los diferentes países de América Latina.

Los médicos latinoamericanos viajan con frecuencia a Francia y Alemania para visitar y formarse en los servicios de atención de niños de sus hospitales, además de estudiar con literatura médica de esos países y hacia fines de la década de 1920, como parte de la circulación del conocimiento científico de la época, se suma la referencia a médicos de los Estados Unidos.

La necesidad de disminuir la mortalidad infantil y las enfermedades que la provocan no es la única preocupación que en la época suscita la niñez. En Buenos Aires, el abandono, la mendicidad, el trabajo callejero y el delito infantil van siendo recortados, definidos, explicados como “problemas” en el marco de una serie de representaciones socialmente construidas sobre las características de la infancia; representaciones mediante las cuales se establece el modo en que los sujetos deben atravesar esta etapa y se definen sus comportamientos y características físicas “normales”.[15]

Maquinaria para la depuración más acabada de la leche.

En consonancia con la delimitación del niño como objeto de estudio y tratamiento, la pediatría se institucionaliza como especialidad médica y los pediatras comienzan a constituirse en un grupo profesional.

En 1905, como parte de esas transformaciones institucionales, el Hospital Pedro de Elizalde, perteneciente a la Sociedad de Beneficencia de Buenos Aires, es transformada en Hospital de Niños Expósitos. Cabe aclarar que la pediatría se constituye en una época en que el Estado avanza en la creación, organización y supervisión de un sistema de atención de la salud, pero instituciones filantrópicas como la Sociedad de Beneficencia aún poseen y administran gran parte de los establecimientos destinados a tal fin.[16]

Además de los servicios de atención infantil en los hospitales de la ciudad, entre los establecimientos cuya creación promueven la asistencia a los niños pueden mencionarse las “Gotas de Leche”[17] y aquellos fundados a partir de la creación, en 1908, de la Dirección de Primera Infancia de la Asistencia Pública de Buenos Aires:[18] Dispensarios de lactantes, institutos de puericultura[19] y oficinas de inspección de nodrizas.[20] Concebidos como ámbitos al mismo tiempo asistenciales y educativos, centran su abordaje en la puericultura, entendida como el área de la medicina del niño especializada en la crianza infantil, especialmente durante la “primera infancia”.[21]

Compartimiento de preparación y conservador de la leche.

La puericultura se constituye como parte de la pediatría, aunque con una relativa autonomía con respecto a ella.[22]

A diferencia de la clínica pediátrica, se orienta hacia los cuidados cotidianos del niño sano mediante la transmisión a las madres de métodos de crianza considerados racionales y científicos, procurando que la guía de la ciencia médica tome en la crianza del niño el lugar hasta entonces ocupado por los consejos de los curadores populares y de las mujeres de la familia. Estos saberes, fuentes habituales de conocimiento acerca de la crianza infantil, pasan a ser fuertemente desautorizados por los pediatras en términos de “ignorancia” y “prejuicios”.[23]

La estrategia de intervención y persuasión puesta en juego para combatirlos es de carácter pedagógico y preventivo.

Para ello, se emprenden diferentes acciones, que van desde la publicación de cartillas, folletos y manuales de crianza infantil hasta las visitas domiciliarias y el seguimiento periódico del niño en los establecimientos de la Dirección de la Primera Infancia.[24] Estas acciones pueden ser consideradas como parte de un trabajo minucioso, nunca del todo concluido, de implantación de una creencia en el valor de la salud infantil y en la capacidad objetiva y racional de la ciencia para asegurarlo.[25]

Si bien efectuar un balance de los resultados de ese proceso requeriría la realización de otro trabajo, pueden señalarse algunos elementos que surgen de datos estadísticos, de los informes periódicos que elaboran los médicos encargados de los mencionados establecimientos asistenciales.[26]

Consultorio de Lactantes en Argentina por Iniciativa Francesa[editar]

La creación de la Sociedad de Puericultura de la Ciudad de Buenos Aires revela los cambios que afectaron a la sociedad argentina de la primera mitad del Siglo XX.

El conocimiento médico, en permanente ebullición a partir de la incorporación de nuevos descubrimientos, particularmente aquellos resultantes de la revolución bacteriana, provocó una amplia gama de transformaciones. De esta manera, se modificaron las ideas sobre la función de la medicina en la sociedad así como sobre el papel de los profesionales médicos; paulatinamente este proceso se trasladó a las prácticas y generó una serie de novedades en las instituciones sanitarias públicas existentes.[27]

Motor y caldera para la pasteurización de la leche.

La puericultura, constituida como especialidad científica dentro de la medicina buscaba la protección integral de la madre y el niño a partir de la combinación de dos ideas: la concepción de la salud como valor integral y la responsabilidad del Estado en la consecución de este objetivo.

La Dirección de Protección a la Primera Infancia fue creada dentro de la Asistencia Pública de la Municipalidad de Buenos Aires, en 1908, a partir de la recepción en el país de los lineamientos de la puericultura, nueva especialidad médica originada en Francia.

El Dr. Enrique Foster, organizó la primera Gota de Leche en 1904, en la cual siguió el modelo de las instituciones de los puericultores franceses. Esta iniciativa recibió un subsidio municipal y en consecuencia se construyó una estrecha vinculación entre ese organismo y el municipio.[28]

Así, las instituciones de salud municipales recibieron y adaptaron las ideas de la puericultura a instancias de un grupo de médicos.

Sus primeros directores, el Dr. Foster (1908-1912), el Dr. Silvestre Oliva (1912-1927), el Dr. Mario H. Bortagaray (1927-1946) y el Dr. Hernando Magliano , generaron un servicio destinado al cuidado integral de los lactantes dentro del organismo sanitario municipal.[29]

Hacia 1934, sus servicios asistían a más de la mitad de los niños menores de cinco años que habitaban en la ciudad porteña, a través de veinte dispensarios y cinco institutos de Puericultura.

Protección a la Infancia y Consolidación de la Pediatría[editar]

Durante la segunda mitad del Siglo XIX la mortalidad infantil en Buenos Aires fue altísima, pero así de drástica fue su reducción, un gráfico estadístico confeccionado por Gregorio Aráoz Alfaro en el año 1927, muestra cómo descendió de más del 190% en 1886 hasta 85% en 1926.

Como ha sido establecido por otros autores, esta sostenida disminución de la mortalidad infantil en el período desde 1875 hasta la primera década del Siglo XX fue debida a la construcción de las obras públicas atenientes a la salubridad y a las mejoras en la atención médica. Mientras tanto, la pediatría se afirmaba cada vez más sobre una base científica, cuyas dos columnas fueron la bacteriología y la química de la digestión y la nutrición.[30]

Simultáneamente, durante la última década del Siglo XIX, se sucedieron en Francia varias iniciativas de Protección a la Primera Infancia: Los consultorios de lactantes de Pierre Budin, el dispensario de Variot en Belleville y la Gota de Leche de Léon Dufour en un pueblito de Normandía, para distribuir leche pasteurizada y educar a las madres.

Este sistema fue reproducido en nuestro país y en 1904, se instalaron en Córdoba y Buenos Aires sendas Gota de Leche.

En Buenos Aires, Enrique Foster abrió su Gota de Leche y en el año 1904 este movimiento prosperó.[31]

En 1908 se creó la Sección de Protección a la Infancia en la Asistencia Pública, y tres años más tarde se sancionó la Ordenanza de Protección a la Primera Infancia.

La asistencia mensual a la cocina de lactantes de los siete dispensarios y cinco institutos de puericultura fue de aproximadamente 30.000 visitas para el primer semestre de 1917.

En 1926 el sistema llegó a contar con 18 dispensarios para lactantes además de los cinco institutos, en los que había internación de la madre con el niño recién nacido.[32]

Las altas tasas de mortalidad del período, la desnutrición, el trabajo infantil y las alarmantes cifras de abandono de niños demandaban respuestas y es con este panorama de fondo que la puericultura se afianzó en nuestro país.

Organización a los Servicios de Protección a la Primera Infancia[editar]

La Asistencia Pública de Buenos Aires por medio de la Sección de la Protección a la Primera Infancia presta asistencia preventiva al lactante desde su nacimiento hasta los 2 años de edad.

Inició sus tareas el 1 de enero de 1908, oficializando el Primer Dispensario de Lactantes que con el nombre de consultorio Gota de Leche había fundado 4 años antes en 1904, el Dr. Enrique Foster.[33]

Gradualmente y a medida que las funciones lo requerían fue ampliando su número hasta llegar a la organización actual, que cuenta con 20 dispensarios de lactantes, 5 Institutos de Puericultura y la Oficina de Inspección de Nodrizas.

Los dispensarios de lactantes distribuidos en todos los barrios de la Ciudad, cuentan con un consultorio, dirigido por un médico especialista de Puericultura y Pediatría.

Las madres llevan a sus hijos para que el médico las enseñe a dirigir la crianza de su hijo, tratando de que la leche materna sea la base de la alimentación de su hijo, y en el caso que sea insuficiente o no pueda hacerlo, suministrarle el alimento artificial apropiado a su edad.

Para tal fin anexa a cada dispensario funciona la cocina de leche, donde se prepara todas las fórmulas alimenticias que el médico necesita utilizar no sólo en la dietética del niño sino del niño enfermo.[34]

Los Institutos de Puericultura cuentan, además del consultorio para lactantes locales con comodidad para internar a los lactantes ya sean sanos o enfermos, con padecimientos derivados habitualmente de una alimentación inadecuada, conjuntamente con las madres.

La Gota de Leche[editar]

A raíz de la propaganda realizada se ha podido llevar a la práctica la Instalación de un Dispensario de Lactantes,  establecimiento cuyos propósitos, mediante la cooperación de las autoridades y del público, han de cumplirse cabalmente, mejorando la situación y el género de vida de los niños cuyas madres, no podían alimentarlos en la forma y de acuerdo con los preceptos señalados por la higiene y las necesidades de la Infancia.[35]

El primer dispensario se ha establecido en el local Cerrito 892, bajo la Dirección del Dr. Enrique Foster, quien tras un estudio detenido de las necesidades que debía llenar ese género de instituciones requirió maquinarias modernas, simplificadas y que aseguran la depuración más acabada de la leche, colocándola en condiciones insuperables de higiene y alimentación.[36]

El consultorio de Dr. Foster poseía un tambo anexo en San Vicente, donde la leche, apenas ordeñada, era sometida a las operaciones de la pasteurización y colocada en botellas esterilizadas.[37]

Muerte[editar]

Falleció el 24 de febrero de 1939 en Buenos Aires, Argentina luego de una extensa carrera profesional y sus restos descansan en la misma ciudad.

Referencias[editar]

  1. La Pediatría como Disciplina Cultural y Social - Pediatrics as cultural and social discipline. [1] Dr. Miguel de Asúa.
  2. El niño, Tesis presentada para optar al grado de Dr. en Medicina. [2] Buenos Aires, Argentina. 1902.
  3. «Tesis presentada para optar al grado de Doctor en Medicina.». 1902. Nº 1291. Pág 3. 
  4. El Niño. Tezanos Pinto, Jacob. Buenos Aires, 1902. Imprenta y Casa Editora de Agustín Etchepareborda, Pág 17.
  5. El Niño. Tezanos Pinto, Jacob. Buenos Aires, 1902. Imprenta y Casa Editora de Agustín Etchepareborda, Pág 18.
  6. Tezanos Pinto, Jacob. El Niño. Buenos Aires, 1902. Imprenta y Casa Editora de Agustín Etchepareborda, Pág 19-21.
  7. «El Niño.». Buenos Aires, 1902. Pág 21. 
  8. Dirección General de Estadística Municipal de la Ciudad de Buenos Aires (DGEM), 1900-1910.
  9. EPIDEMIOLOGÍA. La Semana Médica, Buenos Aires, v.25, n.20, p.552-555. 1918.
  10. El Dr. Foster justificaba la amplitud de las repercusiones alcanzadas por el tema de la siguiente manera: "La mortalidad de la primera infancia es uno de los tópicos más interesantes por la cantidad de problemas que encierra, tanto higiénicos como sociológicos; no es de extrañar, pues, que sea tratado, a menudo, tanto por las revistas científicas como por la prensa diaria, de lo que debemos felicitarnos, pues ella es indispensable para facilitar la tarea de los que están encargados de estudiar esa mortalidad, buscar sus causas y tratar de combatirlas" (Foster, 1909, p.208).
  11. Counting to Cure: Statistics and the Medical Community in Argentina, 1880-1940.[3]
  12. El sistema de clasificación utilizado por la Dra. Zauchinger era el siguiente: 0 a 7 días, 7 a 30 días, 1 a 2 meses, 2 a 3 meses, 3 a 6 meses, 6 a 12 meses, 1 a 2 años, 2 a 6 años, 6 a 10 años, 10 a 15 años (Argentina, 1913). Es interesante señalar que su clasificación estadística priorizaba la etapa de la primera infancia ya que segmentaba en un número mayor de categorías (siete) a los menores de dos años, integrando al resto de la población infantil en sólo tres categorías que involucraban intervalos temporales más largos.
  13. ARMUS, Diego (Comp.). Avatares de la medicalización en América Latina, 1870-1970 . Buenos Aires: Lugar Editorial. 2005.
  14. Badinter, Elisabeth registra que las denominaciones de “pediatría” y “puericultura” que adopta la nueva especialidad aparecen por primera vez en Francia en 1872 y 1864, respectivamente.
  15. Bourdieu, Pierre. Sociología y cultura. México: Grijalbo. 1990.
  16. La Sociedad de Beneficencia, creada en 1823 durante el Gobierno de Rivadavia para organizar gran parte la educación y la asistencia social en general, ha perdido para la época aquí analizada gran parte de su poder e incumbencias iniciales pero continúa dirigiendo varios hospitales de la ciudad de Buenos Aires. Mantuvo siempre una relación ambigua con el Estado; ambigüedad derivada de su carácter de entidad privada creada y financiada mayormente por el Estado para cumplir funciones públicas.
  17. Iniciadas en 1904, replicando las existentes en Francia, proporcionan leche. Comienzan como iniciativa privada y luego reciben financiación municipal.
  18. Este desarrollo institucional destinado a la niñez no puede generalizarse para todo el territorio argentino, pues al interior del país, recién entrada la década de 1930, se le destinan políticas nacionales centralizadas en el Departamento Nacional de Higiene.
  19. BILLOROU, María José. La protección maternal e infantil debe ser colocada en primer plano en un país como el nuestro: las políticas de protección a la infancia en la Argentina de principios del siglo XX. Trabajo presentado en la Jornada “Historia de la Infancia en Argentina, 1880-1960”. Los Polvorines: Universidad Nacional de General Sarmiento. 2008.
  20. Ubicados en barrios pobres de la ciudad, los dispensarios de lactantes preparan y entregan alimentos y son también consultorios externos para recién nacidos donde se realiza una “asistencia educativa” a las madres. En los institutos de puericultura se hace el seguimiento médico del recién nacido y hay salas de internación. La Oficina de Inspección de Nodrizas controla las condiciones de salubridad de la leche de las mujeres empleadas como de nodrizas, así como la alimentación y cuidado que reciben sus propios hijos.
  21. Este desarrollo institucional destinado a la niñez no puede generalizarse para todo el territorio argentino, pues al interior del país, recién entrada la década de 1930, se le destinan políticas nacionales centralizadas en el Departamento Nacional de Higiene.
  22. La delimitación disciplinaria y la relación entre ambas no están definidas de manera clara ni uniforme en la época estudiada. Para algunos autores de la época, la puericultura es una parte de la pediatría; para otros, ambos abordajes de la niñez constituyen disciplinas con igual rango dentro de la medicina, haciendo imposible proyectar hacia la época estudiada los actuales criterios de distinción entre especialidades.
  23. FOSTER, Enrique. Memoria sobre el funcionamiento del dispensario de lactantes “La Gota de Leche”. Archivos Latinoamericanos de Pediatría , año 3, n.3, p.104-110. 1907.
  24. BOLTANSKI, Luc. Prime éducation et morale de classe . Paris: Mouton. 1969.
  25. FOSTER, Enrique. Memoria sobre el funcionamiento de la “Gota de Leche”. Archivos Latinoamericanos de Pediatría , año 2, n.7, p.275-281. 1906.
  26. FOSTER, Enrique. Protección y asistencia de la infancia: memoria presentada a la dirección de la Asistencia Pública y correspondiente al año 1910. Archivos Latinoamericanos de Pediatría , año 1, t.5, n.1, p.122-139. 1911.
  27. Biblioteca Universidad Nacional de La Pampa. [4] Pág 3.
  28. «Sociedad de Puericultura de Buenos Aires, Cap 1. Pág 14.». Biblioteca UNLPAM. Consultado el 9 de octubre de 2019. 
  29. «Biblioteca de la Universidad Nacional de La Pampa». La Sociedad de Puericultura de Buenos Aires. Cap 1, Pág 14. Consultado el 9 de octubre de 2019. 
  30. La pediatría como disciplina cultural y social/Pediatrics as cultural and social discipline. [5] Dr. Asúa. Pág 232-236.
  31. Dr. Miguel de Asúa, Pediatrics as cultural and social discipline. «La Pediatría como Disciplina Cultural y Social». 23 de Febrero de 2012. Consultado el 9 de octubre de 2019. 
  32. Archivo Argentino de Pediatría, 2012; 110 (3). Pág 231-236.
  33. Eighth Pan American Child Congress, Washington, D. C., May 2-9, 1942. Pág 315. Consultado por Ezequiel Foster.
  34. Eighth Pan American Child Congress, Washington, D. C., May 2-9, 1942. Deparment Of State, Washington, D. C, US. p. 315. Consultado el 7 de octubre de 2019. 
  35. Biblioteca de Ciencias Económicas y Estadísticas de la Universidad Nacional de Rosario.[6] Historia argentina entre 1860 y 1950.
  36. Revista Caras y Caretas. Año 1905, Pág 8 (335). [7]
  37. «Sgrazzutti, Maria Inés.». Lunes, 1 de Abril de 2013. Consultado el Consultado el 9 de Octubre de 2019 por Ezequiel Foster. 

Enlaces Externos[editar]

  • Wikcionario tiene definiciones y otra información sobre pediatría.
  • Wikimedia Commons alberga una categoría multimedia sobre Pediatría.
  • Wikilibros alberga un libro sobre alimentación infantil.


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